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Hijos de la mente
Hijos de la mente
Orson Scott Card
Título original: Children of the Mind
Trad. Rafael Marín
Col. Ficción nº 9
Punto de Lectura, 2000

Una de las peores cosas que pueden decirse de un libro, especialmente en el caso de los libros de ficción, es que no posea un interés intrínseco, sino que éste venga dado por otros motivos. Hay libros que leemos sólo por habernos gustado otros libros del mismo escritor, por el buen recuerdo que tenemos de libros de parecida temática, o incluso porque nos ha gustado una película basada en él. Y también hay libros que leemos por que son "la n-ésima parte de la saga de...", y que, como suelen decir en las contraportadas, "mantienen el espíritu de la primera" y son "dignos sucesores".

Hijos de la mente constituye la cuarta y penúltima parte hasta la fecha de la serie de libros de Orson Scott Card sobre Ender, tras El juego de Ender, La voz de los muertos y Ender el Xenocida, y precediendo en el tiempo (que no en el orden interno de la serie) a La sombra de Ender. Realmente, la división en un tercer y cuarto libros, es decir, Ender el Xenocida e Hijos de la mente, responde más a criterios de edición (suman más de mil páginas entre los dos) que a los meramente literarios, puesto que la trama iniciada en el tercer volumen no acaba en éste sino que también se desarrolla en el cuarto, sin solución de continuidad.

El punto de partida de la novela es éste. Tras haber encontrado una cura al virus de la descolada, y haber descubierto la forma de viajar por el espacio más rápido que la luz, Ender y sus aliados siguen enfrentados al problema de la flota enviada por el Consejo Estelar para destruir Lusitania, la colonia en la que conviven las tres especies inteligentes: pequeninos, humanos e insectores. Además, Jane, la inteligencia artificial que vive en la red de ansibles, está a punto de ser destruida por las acciones del Consejo para limpiar la red de comunicaciones por ansible.

Como en las anteriores entregas, y en todos sus libros en general, la principal virtud de Card está en la descripción de la psicología de los personajes y de sus motivaciones y acciones. Naturalmente los más completos son los personajes de Si Wang-mu, Peter, Jane y Miro, que son los que llevan el peso de la acción, aunque también algunos personajes secundarios están muy bien trazados, como Tsutsumi o Hikari.

No obstante, muchos de los personajes quedan en poco más que un arquetipo (Quara, por ejemplo). Otro de los puntos negativos es el desarrollo de la trama, que parece avanzar a trompicones, con hilos argumentales que luego quedan perdidos (el planeta de origen de la descolada), y elementos introducidos con calzador (como es el caso de Malu y los habitantes de Pacífica).

También impera la sensación de que hay demasiados "efectos especiales", desde poder viajar instantáneamente o que Jane pueda transferir su "aiua" a otros cuerpos. Cabe preguntarse si realmente era necesario incluir todas estas cosas, si aportan algo a la novela, o solo la enredan. Es más, tanta acumulación de sucesos, provoca inevitablemente el distanciamiento del lector con los personajes. No sólo no puedes seguir su ritmo, sino que tu interés se diluye porque se sigue una espiral de problemas-cada-vez-mayores y soluciones-cada-vez-más-ridículas.

En resumen, un libro que cierra (¿por ahora?) la cronología interna de la serie de Ender, que puede entretener y se lee con facilidad, pero que queda muy lejos de la calidad que tenían los dos primeros. Recomendable sólo para el que haya disfrutado con la tercera parte, o quiera saber qué pasó al final con Ender, es decir, un libro que no tiene interés de por si. Una pena.

Jaime Calderón Moreno

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