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El pecadorrrl de la galaxia
El pecadorrrl de la galaxia
Jander Klander
Ediciones El Fistro Cobarrrlde, 2000

Esta obra está llamada a marcar un hito en el siempre raro campo de las novelizaciones de películas exitosas. Y más raro aún, pues se trata de la primera novelización de una película española de ciencia-ficción, en un hito que podemos considerar con toda justicia como la mayoría de edad del género en nuestro país.

Sobre la novela en sí, decir que sigue con total y absoluta fidelidad la estructura de la película. El intrépido cazarrecompensas galáctico Grijander Enauer (interpretado en el film, como recordaréis, por Chiquito de la Calzada) y su servorrobot (Bigote Arrocet) llegan al planeta Janderjarrrl con una misión de altura: eliminar a la peligrosa cambiaformas alienígena Manoli Plutón Verbenero (la cantante y diosa de la postmodernidad Tamara, en su primera interpretación cinematográfica). No obstante, Enauer recibe una sorpresa: nada es como parece. En realidad, Manoli Plutón Verbenero está hechizada por el malvado brujo Malo Maloso (Paco Porras), quien obra sobre ella un execrable encantamiento: cada vez que ella cante No cambié (y está compulsivamente impelida a ello a raíz de un encantamiento anterior), en efecto, no podrá cambiar de forma, con lo cual quedará tristemente expuesta a la maquina de matar que es Enauer. A partir de este momento, Enauer intentará salvar a Manoli del malísimo Malo Maloso... y, obviamente, tendrá éxito.

La factura de la novela va mucho más allá de lo correcto, y sigue fielmente los patrones de las novelizaciones al uso. Consigue ser rematadamente escrupulosa con la trama de la película, sin traicionar su espíritu en ningún momento, pero con una innegable calidad literaria, no exenta de ciertos recursos que trascienden la literatura de ideas sin por ello dejar de serlo. Un buen ejemplo es el monólogo de Enauer:

"¡Por la gloria de mi madrrre! ¡Fistros pecadores de la galaxia! Habéis hecho pupita a Manoli, ¡cobarrrldes, pecadores! ¿¡No sabéis el daño que habéis hecho a este fistro de criaturarrrrrl!? ¿No os dais cuén? Me pedís que la mate, ¡¡pero no puedo, no puedo!! ¡Sois más malos que una oreja de mindulfo revenía! ¡Jaaaaaarllll!"

Estos momentos de admirable síntesis entre empleo de ideas y savoir faire nos abren nos permiten hablar de la aparición de un nuevo género, el caspace opera, que conjunta de manera envidiable los mejores hallazgos de la añeja ciencia-ficción de toda la vida con una actualización de la temática del género, incluyendo el acercamiento a asuntos y personajes de hoy en día. El cameo protagonizado por Rodríguez Menéndez en la película (instante que, ¡ay!, se nos escatima en la novelización) es un paradigma de esta actitud, de la cual El pecadorrrl de la galaxia es prácticamente el manifiesto fundacional del nuevo género, que suponemos continuará en las próximas secuelas, ya anunciadas, de este indudable éxito: Fistro de nadie: Janderjarrrl y La leyenda del janderklander. Nos hallamos, en suma, ante una de las grandes novelas de la ciencia-ficción española.

Washington Palencia

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