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¿La tienen larga los enanos?
¿La tienen larga los enanos?
David Dicks Cums
Título original: Do Dwarfs Carry Long Dicks?
Trad. J.M. Pomares
Col. Fantasex nº 1
Masoch & Asoc. Editores, 2000

Hay voces que consideran la fantasía moderna un género muerto. Tolkien lo fundó y lo mató de un solo golpe genial y desde entonces no ha generado más que una larga serie de clones al abrigo de los juegos de rol que sólo sirven para paliar ese peculiar síndrome de abstinencia de los adolescentes en busca de un mundo artificial en el que sumergirse. No hay originalidad, no hay calidad, no hay voces fuertes y nuevas, con cosas que decir, sólo se repiten los mismos esquemas de "mato diez dragones porque soy un elfo muy listo con ayuda del enano que es un gruñón pero tiene un hacha grande y afilada".

También los hay que hablan, en símil biológico, de nichos literarios inviables e hibridaciones interespecies como única vía para sacar a un género literario de un callejón sin salida evolutivo. Y quizá eso mismo es lo que ha sucedido espontáneamente con el libro ¿La tienen larga los enanos? La hibridación de la novela X y la dragonada tiene aquí la audacia de algo nuevo, algo que clama por nuestra atención y la consigue ya desde el título y la portada, que no dejan dudas de qué estamos hablando. Una honradez tal, sin ambages, descarnada, y lejos incluso de un posible tratamiento humorístico -más allá del título, concebido como una brutal llamada de atención- del tema tiene el aire de una propuesta rompedora, de esas que o fracasan irremediablemente o rompen las mortajas podridas de un cadáver literario en putrefacción.

La novela es, en sí misma, una desinhibida aproximación a un universo nuevo, que excede incluso los propios límites de los géneros que hibrida. La misma escena del inicio marca la sinceridad del intento, cuando un grupo de mujeres campesinas, sin más fortuna que sus cuerpos, le agradecen al paladín su actuación como protector de débiles (lo que nos remite con frescura a Chaucer y Bocaccio), y luego, cuando descendemos junto al señor del mal a los sótanos de su castillo, no se ahorran sadismos imaginativos, que bien pudieran haber surgido de la mente del mismísimo marqués.

Pero es de la propia hibridación de donde surgen los mayores intereses, mérito de la fértil imaginación del autor David Dicks. En el mundo medieval fantástico hay magia, que en el libro se usa con amplitud de miras para potenciar, aumentar, multiplicar y otras imaginativas posibilidades. El conocido recurso de la trasustanciación sirve para un imaginativo lance entre una manzana y un cuchillo que desea pelarla. Otras convenciones del género son tratadas desde este nuevo prisma, incluyendo los mitos sobre las razas, la sospechada ambigüedad élfica, la fortaleza enana, la brutalidad orca, la juguetona imaginación de las hadas, etc.

Imaginen ustedes, lectores, el mundo de posibilidades que este libro nos ha abierto. Como sucede a menudo, abrir una puerta nueva a una solución adaptativa conduce a una explosión de desarrollo, y quizá nos encontremos ahora ante el nacimiento de un nuevo fenómeno literario y editorial. No es este el primer libro que lo intenta. Recuerdo los libros de la malograda colección Erotic & Fantasy bajo cuya égida se publico la saga de Gor, que quizá no cumplió su papel de revulsivo por falta de objetividad en la simetría de los sexos, a pesar de algunos logros de ese héroe hiperdotado en un mundo de tiernas féminas a un paso de la Tierra.

De cualquier modo, aunque no sea así, el libro es una fresca corriente en la tumba de un subgénero y por ello todo aficionado que se precie debería darle una oportunidad.

Eduardo Adjetivizo

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