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Tú, el inmortal
Tú, el inmortal
Roger Zelazny
Título original: This Immortal
Trad. Joaquín Revuelta
Col. Bibliópolis Fantástica nº 20
Bibliópolis, 2004

En el último año hemos asistido en nuestro país a la reivindicación de Roger Zelazny. Tras la reedición en formato de bolsillo por parte de Minotauro de El señor de la luz y la publicación de obras tan brillantes como La edad de oro, de John C. Wright, e Ilión, de Dan Simmons, deudoras en distinta forma del tratamiento mitológico zelazniano, cabía esperar la reaparición de su segunda obra más reseñable.

Tú, el inmortal, ganadora del premio Hugo en 1966 (compartido nada menos que con el Dune de Herbert), fue la primera novela publicada por el autor, que ya había ofrecido muestras de su original ingenio en gran número de cuentos, como "Una rosa para el Eclesiastés", "Las puertas de su cara, las lámparas de su boca" e incluso "...Y llámame Conrad", embrión de este interesante clásico. Precursor de la new wave en Norteamérica, Zelazny fue un escritor de rápida eclosión que inmediatamente ganó prestigio y alcanzó su máximo potencial al orientar su estilo narrativo, brillante en lo descriptivo, fresco en los directos y desnudos diálogos, hacia una suerte de fantasía científica en la que la ciencia toma aspecto de magia en el más estricto sentido clarkiano.

En su ópera prima, Zelazny presenta los mimbres de una visión temática que perfeccionaría y culminaría sólo un año más tarde en su mejor obra, El señor de la luz, donde la ciencia acaba siendo algo tangencial, que conforma la excusa de una trama de aspecto puramente fantástico, una epopeya divina basada en el panteón de dioses hinduista. Por Tú, el inmortal desfilan héroes y monstruos trasuntados de la leyenda griega, aunque en un escenario más afín a la ciencia-ficción.

El protagonista es Conrad Nomikós, humano inmortal debido (quizás) a los efectos de la radiación que cubrió amplias zonas de la Tierra tras la Guerra de los Tres Días, un apocalipsis atómico que dio como resultado una alta población de mutantes. Antiguo héroe revolucionario, ahora en el anonimato por voluntad propia, ostenta un pequeño cargo en el ministerio terrestre que le otorga una posición privilegiada entre congéneres humanos y extraterrestres veganos, salvadores y por ello nuevos arrendadores del planeta. Conrad recibe el encargo de servir de guía en la expedición que conducirá al vegano Cort Myshtigo desde Egipto hasta una oscura Grecia plagada de peligrosos monstruos. Un viaje que de alguna manera se adivina crucial para el destino de la humanidad.

Los dos mayores atractivos de la novela se encuentran tanto en su desarrollo aventurero, que convierte la lectura en un auténtico disfrute, como en el carisma de su personaje principal. Es cierto que se puede distinguir un importante poso ideológico en las obras de Zelazny, pero éste se asienta más en la esencia del protagonista que en los ejercicios de alta política que se repiten en sus novelas. Suele ser siempre un francotirador revolucionario que, a pesar de su aparente desgana, coloca su anhelo de justicia social por delante de lo demás, incluso a veces de sus mismos compañeros; un solitario antihéroe dado a la filantropía. Tras los grandes poderes, los terribles enfrentamientos y las maniobras de alto nivel, siempre destaca el anhelo individual del personaje destinado a la lucha desinteresada.

El Zelazny de esta obra aún no ha radicalizado su visión y busca agradar al lector. Quizá por eso es menos trascendente, pero también más fácil de digerir. La editorial Bibliópolis ha decidido, seguramente motivada por la corta extensión de la novela, añadir un ensayo dedicado al autor y la obra, así como efectuar una nueva traducción. Mientras las ya numerosas editoriales de cf de nuestro país sigan reflotando clásicos como éste, no habrá año sin buenos libros.

Santiago L. Moreno

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