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Luz de otros días
Luz de otros días
Arthur C. Clarke y Stephen Baxter
Título original: The Light of Other Days
Trad. Domingo Santos
Col. Solaris Ficción nº 7
La Factoría de Ideas, 2000

Muchas son las bondades de la ciencia-ficción, pero si hacemos caso de la opinión generalizada, su principal riqueza se encuentra, además de en su capacidad como producto de evasión intelectual, en su indudable potencial especulativo. No existe otro género que permita al autor colocar con plena libertad y sin límite alguno sus estudios sobre la realidad humana de manera tan fresca y libre de prejuicios como éste. La posibilidad de fabular con situaciones y modelos inexistentes -sean éstos del talante que sean- en escenarios no sujetos al riguroso juicio de la realidad, permite extraer conclusiones de actitudes sociales e individuales que en un entorno menos ficticio no serían posibles; especular, al fin y al cabo. No es de extrañar por tanto que en estos días del Gran Hermano televisivo, en los que ya no sorprende la proliferación de programas que explotan el voyeurismo global y el morbo general de atisbar intimidades ajenas, aparezcan obras que, llevando imaginativamente todo ello a su extremo, investiguen las posibles consecuencias de semejante fenómeno: películas como El show de Truman, y mucho más profundamente, novelas como Luz de otros días.

Esta primera colaboración de Arthur C. Clarke y Stephen Baxter es, antes que nada, una obra especulativa de primer nivel. ¿Qué pasaría si la intimidad dejara de pronto de existir, de existir absolutamente? ¿Y si pudiéramos destapar todos los misterios del pasado, conocer de manera exacta, poder ver, cómo se ha desarrollado la Historia (la verdadera, no la que nos ha llegado a través del medio escrito)? ¿Cómo afectarían esos conocimientos a la Humanidad? Los autores se despachan a gusto y vuelcan sus teorías en una historia bien construida, de interesantes personajes e implicaciones de gran calado.

Una vez más, el elemento perturbador, la GusanoCámara, proviene de los insondables misterios cuasimágicos de la física cuántica. La posibilidad de colocar una cámara receptora en cualquier punto del espacio derriba el significado de lo íntimo, transformando la sociedad y cultura humanas hasta el punto de llegar incluso, en última instancia, a significar el siguiente salto evolutivo del Hombre. Pero al contrario que Robert J. Sawyer en su Factor de humanidad, los autores no eluden el cuestionamiento moral del proceso, estudiando a través de la vidas de una familia, los Patterson, las posibles consideraciones éticas y sus consecuencias, suicidios y persecuciones incluidos. E incluso van más allá.

Un nuevo giro en los acontecimientos, marcado por la utilización de la GusanoCámara para observar el pasado, enriquece el conjunto hasta convertirlo en un informal estudio sobre cuánto esconde de cierto la Historia, estudio tras el cual los mitos y leyendas acaban siendo desenmascarados. Si es reconocido que la memoria, dulcificadora por antonomasia, se comporta siempre de manera mentirosa, entonces no ha de sorprender que la Historia, memoria colectiva del ser humano, no albergue otra cosa que falsedades. El destino final de una nueva Humanidad sin mentiras, transformada por los nuevos implantes cerebrales de las GusanoCámaras y las posibilidades de interconexión que éstas ofrecen, no puede ser otro que el mencionado salto evolutivo.

Junto a todo ello, la amenaza del futuro impacto de un inmenso cuerpo celeste con nuestro planeta, un breve apunte sobre el tan traído tema de la clonación humana y un final que busca el sentido de la maravilla mediante uno de sus caminos más usuales -la contemplación de un proceso cósmico-, se unen a un estilo sencillamente ameno para producir una magnífica novela especulativa, plena de aciertos y actualidad, en la que si bien la idea principal no es original (ambos dedican el libro y su título al creador del "cristal lento", Bob Shaw en su novela Otros días, otros ojos), sus resultados sí lo son.

El fácil estilo de Baxter, su capacidad para profundizar en los temas propuestos y dar entidad a los personajes logran el milagro que ya parecía imposible: devolver al maestro Clarke a su alta posición. Sí, pues indudablemente la novela bebe de sus ideas de siempre, aún válidas, aún grandes. La amenaza cometaria de Cita con Rama o el reiterado salto evolutivo de 2001, una odisea espacial y El fin de la infancia, tema que ha obsesionado al británico durante toda su carrera, están aquí; su ateísmo radical también, y muchas de las predicciones y anécdotas de las que vivían en exclusiva sus mediocres últimas obras. El talento de Baxter, uno de los principales autores de ciencia-ficción actual, le ha hecho resurgir. El viejo maestro no estaba muerto, sólo descansaba para tomar fuerzas.

Hombres de poca fe...

Santiago L. Moreno

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