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Alfonso Merelo Ucronías
¿Y si...?
Alfonso Merelo

 
La conjura contra América
Philip Roth

En esta columna ya hemos tratado el tema "nazi" como motor de las ucronías referidas, generalmente, a la Segunda Guerra Mundial. Este mes traemos una variación de este tema concretado en los Estados Unidos.

Philip Roth es una autor del denominado mainstream, que ha sido premio Pulitzer de novela por su Pastoral americana. Como la historia que quiere contar es imposible realizarla en un entorno "real", Roth recurre a la ucronía para poder situar su escenario y que este resulte creíble para el lector. En definitiva, se viene a demostrar que para contar historias se ha de recurrir en muchos casos a los géneros, y la ciencia-ficción, en su forma de realidad contrafactual, es utilizada por muchos escritores, aunque no quieran reconocerlo o incluso quieran cambiarle el apellido (léase cualquiera de los subterfugios que se usan para no nombrar el término ciencia-ficción).

La novela bifurca la realidad en el año 1940. El héroe de la aviación americana Charles Lindberg se presenta a las elecciones como candidato del partido republicano. Su contrincante electoral, Franklin Delano Roosevelt, pierde las elecciones a favor del candidato republicano. Éste impone una política aislacionista y de no intervención en la guerra de Europa. También se establece una política de colaboración con Hitler y se inicia una persecución de los judíos norteamericanos.

En nuestro continuo las elecciones fueron ganadas por Roosevelt que venció al candidato republicano Wendell L. Willkie. La política de su gabinete se inclina por la colaboración con las potencias democráticas, sobre todo contribuyendo con armas y personal a la defensa del Reino Unido. 1940 es, también, el año del estreno de la película El gran dictador, realizada y protagonizada por Charles Chaplin, en la que satiriza brutalmente a Hitler y a los fascismos en general. A partir de 1941, EE.UU. entraría en guerra contra la potencias del eje.

Charles LindbergLindberg fue un héroe de la aviación norteamericana -el primer hombre que cruzó el atlántico en 1928 a bordo del "Espíritu de San Luis". La premisa de Roth lo sitúa como un candidato con posibilidades de enfrentarse a Roosevelt en las elecciones de 1940. La actitud no intervencionista de los EE.UU. era una política que refrendaba una gran parte del pueblo norteamericano de la época (hay que recordar que EE.UU. entra en la guerra por el ataque en 1941 a su base de Pearl Harbour). Un candidato que se pronunciara claramente hacia la no intervención tenía posibilidades de triunfar en esas elecciones.

Por otra parte, de Lindberg se decía que era de filiación política pro-nazi. Su "defensa" del nazismo quizá se debiera a su inexperiencia política, pero estaba claro que sus ideas tenían una gran simpatía por esa forma de totalitarismo. En su diario existen muchas anotaciones en las que apoya la causa nazi. En anotaciones de septiembre de 1939 escribe: "Ya hay demasiados judíos en lugares como Nueva York. Unos pocos aportan fuerza y carácter a un país, pero demasiados crean caos. Y ya tenemos demasiados". Ésta y otras aportaciones similares le configuran como una figura muy próxima al antisemitismo.

Roth centra la historia en las vicisitudes de la comunidad judía de Newark durante la etapa en la que los Estados Unidos de América se convierten en una nación fascista, racista y profundamente antisemita. El protagonista es un chaval de diez años, llamado Philip Roth -obviamente estamos ante una novela seudo biográfica- que vive una infancia rodeada de peligros a causa del antisemitismo y racismo creciente en América. La novela critica profundamente a la sociedad norteamericana que se deja influenciar por los líderes carismáticos que ofrecen al pueblo poco menos que aire. 

La evolución contrafactual está perfectamente desarrollada. Tenemos que tener en cuenta que la acción trascurre en un breve periodo posterior al cambio histórico. El autor sólo se permite narrar algunos hechos muy puntuales de ese cambio -un racismo creciente, campos de reeducación para los judíos (por otra parte meras trasposiciones de lo que se hizo con los ciudadanos de origen japonés durante la guerra)- que le permiten no fantasear demasiado en la nueva sociedad. La ambientación está muy cuidada, se puede pensar que se trata de vivencias auténticas del autor, que tenía siete años en esa época, y permite al lector introducirse en los años cuarenta, época que por otra parte se conoce casi de primera mano a través del cine de Hollywood.

La novela se completa con unas referencias a los personajes que aparecen en ella. Esta vez se narran los hechos tal y como ocurrieron y resultan una inestimable ayuda para entender los caracteres y los tiempos convulsos de los años cuarenta.


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