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Rafael MarínComic fantástico
Umbrales
Rafael Marín


50 obras maestras del comic de cf (IV)

Mort Cinder
de Alberto Breccia
y H.G. Oesterheld
(1962-1964)

Mort Cinder

Heredero directo de otro personaje creado unos pocos años antes por los mismos autores, el simpático y mucho más simple Sherlock Time, el ambiente claustrofóbico y opresivo de Mort Cinder y su apasionado periplo por las vicisitudes del ser humano a lo largo de todo tipo de situaciones históricas, convierten esta serie en una de las obras cumbres de la historieta sudamericana o, simplemente, de la historieta. Iniciada como una larga novela-río de terror, una atmósfera de pesadilla va envolviendo paulatinamente al viejo anticuario Ezra Winston (autorretrato del propio Breccia) en sus encuentros con el siempre muerto y resucitado Mort Cinder ("muerte y cenizas"), de físico claramente reminiscente al de Boris Karloff e impresionante en sus resurgimientos de la tumba, donde casi se huele el limo y la humedad sobre sus ropas y su endurecido rostro. Junto con los sucesivos encontronazos con los "ojos de plomo", robóticos zombies que heredan y magnifican el impresionismo cinematográfico alemán en un ambiente de novela gótica victoriana, el horror inicial que la serie apunta va derivando, a lo largo de la primera aventura (la segunda, en realidad, pues existe un bello prólogo alternativo donde Ezra medita sobre el pasado que todavía acecha en los objetos antiguos, dada su condición de humilde anticuario), hacia la ciencia-ficción de factura más clásica, encuentro final con científico loco incluido.

Mort Cinder

Solucionada esa larga entrega, y ya en capítulos más cortos, el viejo Ezra y el inefable Mort Cinder iniciarán un periplo por la historia, dado que éste es "el hombre de las mil muertes", un individuo sombrío y de buenos sentimientos (quizá) capaz de recordar los acontecimientos pasados que le han ocurrido a lo largo del correr del tiempo. Las manchas negras de sombreado de la primera historieta se convierten en nerviosos trazos donde el artista experimenta con nuevas técnicas y texturas, mientras impulsado por los objetos antiguos Mort recuerda y Ezra admira. No muy lejos de esta bella historia de seres que se reencarnan y mueren y resucitan está Jack London y su Vagabundo de las estrellas, por lo que no es de extrañar que dos de los mejores episodios de la saga (¿y cómo elegir, Dios santo, entre tanta obra maestra?) se desarrollen en una penitenciaría, en este caso americana y durante la era de la Depresión.

Desde la batalla de las Termópilas que cierra la serie y donde, paradójicamente, el hombre de las mil muertes es el único superviviente, hasta episodios como la construcción de la Torre de Babel con su explicación fantacientífica ineludible, el hermoso encuentro con la anciana madre de un cobarde desertor de la Primera Guerra Mundial ("La madre de Charlie"), o la nueva mezcla de terror, ciencia-ficción e historia que supone la aventura de "La tumba de Isis", pocas veces se ha visto un tratamiento gráfico más avanzado y adecuado a las historias que se cuentan, y pocos son los escritores que pueden equipararse, en cuanto a fecundidad de ideas, tratamiento de personajes, sensibilidad y belleza literaria, con el desaparecido Oesterheld.

Mort Cinder

Publicado en España por entregas en la revista Zeppelin, existe una recopilación en álbum de Lumen. Ambas ediciones quedan ya demasiado atrás en el tiempo. Una obra tan imprescindible como ésta, el mejor trabajo en conjunto de los dos autores argentinos, no debería estar fuera del alcance de todo tipo de lectores.


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