[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
Gothika

 Gothika
Clara Tahoces

Colección Hades
Minotauro
, 2007
Premio Minotauro 2007

El tema del vampiro es, sin duda, uno de los iconos favoritos de escritores y lectores del género de terror. No en vano, podría decirse que es, junto a los zombis, una de sus señas de identidad más universales. Por ese motivo no es raro que aparezcan de manera constante en las librerías novelas que utilicen a este singular monstruo-ídolo. Un libro que incluyese al vampiro en un entorno inmediato al lector español, más concretamente al madrileño (el mismo de quien esto suscribe), más allá de la ambientación contemporánea que ya han empleado con distinta fortuna otros autores, sin embargo, podría aportar a priori ese ligerísimo toque de peculiaridad.

Éste es el caso de Gothika, de Clara Tahoces.

La obra, además, fue presentada como el IV Premio Minotauro, con lo que, de forma irremediable, las expectativas con respecto a ella sufrieron significativamente un cambio sustancial. A mejor o a peor, es lo mismo, pero el libro no ha sido en absoluto recibido igual que si hubiera aparecido con una campaña de mercadotecnia más corriente.

En cualquier caso, lo que cabe valorar aquí es la obra propiamente dicha, exenta del ruido y el envoltorio comercial con el que, por desgracia, nos suele llegar la literatura en estos tiempos.

Y, en ese sentido, la conclusión es sencillamente apabullante: Gothika es una pésima novela de vampiros, y más aún de terror.

La obra es estilísticamente paupérrima, dotada de personajes planos, de una historia predecible hasta lo ofensivo que avanza penosamente, y de cierta condescendencia algo tontorrona un tanto incomprensible.

El relato se desarrolla en dos tramas. La ambientada hace algunos siglos es la que descubre con mayor rapidez el hecho de que es completamente predecible. Es más, uno se imagina que ésta durará tan sólo una docena de páginas, y que debe figurar por obligación, para presentar al personaje. Pero no; continúa, continúa y continúa sin ningún sentido... hasta revelar que ocurre lo mismo con el resto del volumen.

Efectivamente, la novela por completo es un relato totalmente predecible, lo cual saca de la narración al lector ya desde que se anuncian las subtramas. No existe ninguna ambición argumental en ella. No avanza, es reiterativa (especialmente en la relación de dominación entre vampiro y acólito), aunque esto se encuentre algo atenuado por la alternancia de tiempos históricos en el desarrollo de la narración. Aun así, el libro languidece sin llegar a despegar nunca.

En cuanto a la ambientación contemporánea, uno de sus supuestos puntos a favor, lo cierto es que, por su tratamiento, consigue convertirse en uno de sus aspectos más negativos. Como retrato de la movida gótica, más bien parece un reportaje de Antena 3: superficial, falso, ridículo, alejado de la realidad que es menos rebuscada y retorcida que lo que la pretenciosidad de la novela busca. Es más, el hecho de explicar continuamente, desarrollando, aspectos del contexto (las referencias a películas, a costumbres, a novelas), ese afán didáctico sencillote (¿se transparenta el oficio de periodista de la autora?) rompe el tono, es verdaderamente gratuito y falto de sentido.

Por otra parte, el sentimiento de terror que causa una narración es siempre subjetivo. Por eso se utiliza aquello de "fantasía oscura", porque al lector contemporáneo, con cierto bagaje de cultura (especialmente audiovisual) de terror es difícil provocarle horror. Pero es que a Gothika incluso le cuesta llegar a ese nivel porque, como he indicado, el libro saca al lector de la novela de manera continua. No sé qué tradición pretende seguir: como relato de terror, resulta casi irrisorio por lo ingenuo. Como narración de fantasía oscura de vampiros, la pretendida y pomposa altivez cae en lo ridículo y no aporta absolutamente nada, tan sólo una ambientación supuestamente cercana pero que, como digo, resulta increíble por tópica.

Sin embargo, lo que ocurre en realidad con Gothika es que se trata de una novela juvenil, de un volumen para adolescentes oscurillos, con claro sentido de fantasía compensatoria en ese sentido: el libro es continuamente autocomplaciente con los siniestros (o, mejor dicho, con los adolescentes siniestros). No hace más que aludir al rechazo de los padres de la forma de vestir y la actitud de los siniestros, el hecho de convertirse en vampiro (y vivir esas peripecias) es claramente un deseo de todos ellos que apunta en esa dirección, etcétera. Por eso los personajes son estereotipos (o idealizaciones), por eso el estilo es ramplón, por eso rozan lo patético las descripciones de gentes o estancias siniestras (estupendo que un personaje tenga por nick en Internet y mote "darky" o "deadly"), por no mencionar la multitud de tópicos y lugares comunes que la autora utiliza, supuestamente, para dar mayor verosimilitud al relato pero que, en verdad, lo que hacen es despertar un carcajada en el lector. De hecho, la enumeración de grupos de música "oscura" o de locales siniestros de Madrid busca más la complicidad del lector, el guiño del reconocimiento que la verdadera ambientación (porque son enumeraciones gratuitas e incluso desacertadas -como el meter en el mismo saco bandas de estilos tan dispares como de verdadero rock gótico de los ochenta y de black metal o industrial-). Es una novela juvenil compensatoria, destinada exclusivamente a adolescentes que no encuentran en ella elementos irrisorios sino "auténticos", como le ocurre a otro tipo de lectores.

Por eso no funciona cuando la juzgamos con los parámetros convencionales, porque se supone que va por otro rollo: producto comercial puro y duro destinado a un público muy concreto.

Lo que pasa es que se han equivocado de formato y de momento (un Premio Minotauro, dieciocho eurazos, esa portada medio novela rosa pero con un toque a grupos de rock-pop siniestro de la MTV, etcétera).

Creo, sinceramente, que es un pésimo precedente para el Premio Minotauro. Su trayectoria y su fiabilidad sufren un gran varapalo con esta obra, al menos en cuanto a calidad literaria. Pero, dejando aparte estas cuestiones extraliterarias, lo cierto es que Gothika es una novela completamente prescindible e innecesaria en el panorama de la narrativa fantástica y de terror.

Alberto García-Teresa

[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]