Que Elia Barceló es una de las voces más importantes de
la fantasía hispana es algo que nadie cuestiona. Su trayectoria, sus éxitos y
su prestigio testimonian este hecho innegable. En El contrincante nos
ofrece una novela de terror demoníaco a la altura de sus mejores trabajos. El
libro llevaba ya doce años escrito, pero hasta hace un par de años la autora no
había tenido ocasión de publicarlo; lo ha logrado gracias a la meritoria labor
de la editorial Minotauro y su colección Hades.
El libro cuenta la historia de Jorge, un joven cuya novia
ha desaparecido en extrañas circunstancias, y a la que se ha prometido
localizar. La empresa no parece fácil, pues no existe una explicación lógica
para que ella le abandonara de forma tan inesperada. Pronto conocemos a otros
personajes que se verán implicados de forma más o menos directa en la búsqueda
de la joven: una enfermera, un comisario de policía, una médium, un psicópata,
un sacerdote, una psiquiatra... Con semejante elenco de personajes uno puede
intuir que el desarrollo del libro va a alternar entre la investigación
policial y los fenómenos paranormales, y acertará.
Las pistas sobre el paradero de la joven van apareciendo
poco a poco y señalan hacia una
extraña población de desconocida ubicación. Con la ayuda de un diario
encontrado y de algunos amigos, Jorge va concretando las posibilidades hasta que
logra tener un destino más o menos identificado. En ese pequeño pueblucho
convergen algunos de los protagonistas para desentrañar el misterio claramente
orientado hacia el satanismo.
La novela consta de dos partes bastante diferenciadas: la
primera correspondería a las investigaciones sobre el paradero de la novia de
Jorge y constituye la mejor parte de la novela: el misterio va creciendo poco a
poco, los hechos sobrenaturales se dosifican convenientemente y resultan de gran
efectividad, los personajes se presentan de forma adecuada y el lector queda
atrapado por la trama, el desarrollo y el misterio. La segunda parte de la
novela sería la que se desarrolla en la población misteriosa; aquí los hechos
son mucho más explícitos y lo que hasta entonces había sido sugerencia e
insinuación se convierte en evidencia y concreción. Si bien esta segunda mitad
no desmerece demasiado, el ambiente y la intriga desarrollado en la primera son
muy superiores, alcanzando las más altas cotas de calidad. En la segunda parte
los fenómenos paranormales o directamente diabólicos se suceden uno tras otro
llegando, si no a saturar, sí a perder afectividad por mera acumulación de
terrores y hechos fantásticos.
Habrá quien prefiera este tipo de terror más explícito,
bastante cercano a las desventuras de la pobre niña de El exorcista, pero el
estilo de Elia parece mucho más adecuado para la sugerencia y las veladas
alusiones de la primera parte, bastante más lograda. En un momento dado la
autora introduce interesantes reflexiones semifilosóficas que sitúan a Dios en
el origen del mal y que, aunque casi están a punto de cobrar demasiada
presencia, se encuentran dentro de los límites adecuados gracias a su correcta
implicación en la trama.
La novela se sigue con sumo interés y todos los personajes
están perfectamente definidos y caracterizados, demostrando que la autora no
tiene nada que envidiar al mismísimo Stephen King, por poner un ejemplo, a la
hora de retratar personajes y de hacerlos interesantes.
El estilo de Elia es delicado y claro, sumamente realista
pero imbuido de una extraña capacidad mágica, de forma que convierte lo real
en misterioso con extraña facilidad. Los personajes que aparecen son muchos y
todos son perfectamente manejados. Lo único reprochable en este sentido es que
podría detectarse cierto "determinismo" de los personajes, es decir, que cada
uno parece estar para cumplir con un rol concreto y se implica en la obra en
función de ese papel que le tocará asumir.
Por lo demás la trama avanza correctamente y genera el
suficiente interés y terror como para devorar las páginas una tras otra.
Aunque ya digo que la parte final puede pecar de ser demasiado gore y un
poco a lo grand guignol, como si la autora hubiera sentido la necesidad
de racionalizar todo y de explicar cada suceso de forma lógica cuando quizás
no resultara necesario.
El lector encontrará una
adecuada intriga, un desarrollo in crescendo, cantidad de fenómenos
paranormales y una secta satánica en sentido literal, de forma que, si esto es
lo que busca, pasará un buen rato. Si Elia fuera estadounidense sería mucho más
famosa que Anne Rice y otros autores consolidados con prestigio mundial. Posee
todo lo necesario, desde dominio del tempo, excelente desarrollo de los momentos
de tensión, correcta descripción de personajes, redacción con calidad
literaria pero de aparente sencillez, y una mente lo suficientemente retorcida
como para conseguir terrores que se aposentan en nuestro cerebro.
David Jasso
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