Si no llega a ser por Hyperion,
aquel verano me suicido, os lo juro. Me salió un trabajo en otra ciudad, y tenía
que pasarme todo el día embutido en un tren, muerto de calor y aburrimiento, soñando
con pisar la playa el fin de semana. Por suerte me compré este libro,
considerado por algunos como una de las obras maestras de la ciencia-ficción,
con lo cual mis trayectos en tren se hicieron mucho más llevaderos.
Hyperion es la primera parte de una saga de cuatro novelas, aunque
las dos primeras se pueden leer de forma completamente independiente. La
historia que presenta es terriblemente simple a primera vista: en un futuro en
el cual la humanidad ha alcanzado las estrellas, un grupo de viajeros peculiares
y muy diferentes entre sí debe viajar al apartado planeta Hyperion para
encontrar respuestas.
Uno de los últimos sacerdotes
cristianos, un misterioso diplomático, un anciano catedrático acompañado de
un bebé, un sanguinario militar, una detective privada y un decadente poeta
componen el curioso grupo que se reúne para peregrinar a Hyperion. En su
camino, según van avanzando, cada uno de ellos va a ir contando su vida y la
razón de su viaje.
¿Qué es lo que más destaca de
la novela? Posiblemente lo bien que Simmons recrea un universo de ciencia-ficción
propio. A base de ideas clásicas, el autor crea un ambiente muy creíble, que
se enriquece a cada historia. Además, juega con diferentes géneros, mezclando
la aventura, el misterio y el terror con las historias detectivescas, románticas
y las intrigas políticas. Cada relato es en sí parte de un todo coherente, y a
la vez algo totalmente original. Descubriremos los orígenes de ese futuro
distante, sus guerras más cruentas, a las inteligencias artificiales y a los exter
(humanos que se han adaptado al espacio exterior), los misterios del planeta
Hyperion y al terrible monstruo llamado el Alcaudón.
Aunque a Simmons se le achacó que copiase la estructura de los Cuentos de
Canterbury, donde un grupo de peregrinos se va contando diversas historias,
lo cierto es que la imaginación de Hyperion es sorprendente. Además, la novela posee un ritmo y un
estilo excelentes, que permiten al lector pasar horas frente a ella sin perder
el interés en ningún momento. Si a eso sumamos unos personajes que realmente
resultan atrayentes, diferentes y misteriosos, a nadie extrañará que el número
de páginas parezca pequeño una vez se ha llegado al final.
Con fuerte carga simbólica
hacia el poeta John Keats, guiños a los clásicos de la ciencia-ficción -Asimov, Dick y Wells son claros referentes-
y al Mago
de Oz, el único "pero" que se le puede poner a la novela de Simmons es
su final abierto, que augura una segunda parte
(La caída de Hyperion) que muchos críticos han considerado innecesaria y
excesivamente larga. Aun así, esta primera novela no deja de ser una verdadera
maravilla que explota, de manera sobresaliente, los amplios recursos de la
ciencia-ficción. Ideal, ya les digo, para no morir de aburrimiento.
José
Joaquín Rodríguez
|