Mira que lo he intentado veces, y mira que le he puesto voluntad, pero reconozco que no puedo con la fantasía inspirada en Tolkien. Una vez lees El Señor de los Anillos, se acabaron las novelas de elfos y magos con cayado, ya todo suena estúpido y soso comparado con la Tierra Media.
Así que imaginaros la cara que se me puso cuando me recomendaron leer Maestro de enigmas, una novela de una tal Patricia McKillip, cuyo mayor mérito había sido escribir novelas juveniles, y que reconocía abiertamente tener a Tolkien como inspiración cuando escribió esta obra.
Como todo eran alabanzas, empecé a leerme el libro a ver qué tal estaba, pero esperándome lo peor: elfos muy buenos y sabios, enanos codiciosos, fuerzas del mal que buscan un Pendiente Único que hay que destruir en el Río del Destino... pero para mi sorpresa, nada de todo esto aparecía por más que leyera.
Maestro de enigmas es la primera novela de la trilogía Juego de Enigmas, y nos presenta una serie de personajes bastante originales, sin caer nunca en los arquetípicos elfo arquero, humano caballero, enano guerrero. Morgon, un príncipe agricultor que posiblemente sea, a su pesar, el mejor maestro de enigmas del mundo, es el centro de toda la novela. A su alrededor vemos cómo vienen y van diferentes personajes vívamente retratados, como sus hermanos o como Deth, el misterioso arpista que parece haber vivido miles de años.
La historia engancha, y es que a unos personajes originales hay que sumar una historia que da giros totalmente inesperados, pasando de la calma a la tormenta con gran facilidad: de un duelo de enigmas en los salones de un palacio a una batalla a muerte en medio de las tierras salvajes, con príncipes, reyes, traidores y exiliados campando a sus anchas por este mundo mágico que a cada paso de Morgon vamos descubriendo.
La novela se basa en enigmas, que no en adivinanzas, y todo lo que ocurre tiene ese aire de misterio, de arriesgar un poco más para conseguir la verdad. Pero cada enigma resuelto va a abrir la puerta a otro misterio mayor. ¿Quiénes son los cambiaformas que persiguen a Morgon e intentan matarlo? ¿Qué significan las tres estrellas que tiene en el rostro? ¿Quién es realmente el misterioso arpista llamado Deth que decide acompañarle en su búsqueda de respuestas por todo el mundo?
Y ciertamente hay una leve inspiración de Tolkien, pero McKillip usa solamente algunos elementos, como la belleza y la descripción de los paisajes para dar la sensación de que ese mundo es real, la insinuación de que hubo una época llena de magia que ya pasó, o la sensación de que éstos son tiempos mediocres y grises.
Maestro de enigmas sorprende y agrada, engancha más a cada página, y encima contiene unos paisajes tan bellos y salvajes que recuerdan a la mismísima Tierra Media. Es simplemente un gustazo, y lo único que puedo preguntar tras haberla leído es: ¿cuándo sale el segundo volumen?
José Joaquín Rodríguez
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