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Shogun
Premio UPC 2000
Varios Autores
Col. Nova nº 141
Ediciones B, 2001

A lo largo de sus diez años de vida, el Premio UPC de novela corta de ciencia-ficción se ha convertido, casi sin ninguna duda, en el más importante galardón del género en España y uno de los más importantes de Europa. Si bien su trayectoria ha sido irregular (sucediendo en más de una ocasión que la novela ganadora del segundo premio resultaba bastante superior a la que se había llevado el primero) tiene en su haber el "descubrimiento" de autores que, hoy por hoy, son piezas indispensables en el panorama de la ciencia-ficción y la fantasía en España.

Precisamente eso se cumple con Javier Negrete, uno de los dos ganadores de este año con su obra "Buscador de sombras" y que ya había estado presente en ediciones anteriores del premio, bien como finalista, bien como acreedor de la Mención del Jurado. Negrete demuestra una vez más que las distancias medias son lo suyo y que es en la novela corta donde se siente verdaderamente cómodo: sus cuentos no pasaban de ser viñetas ocasionalmente ocurrentes y su única novela larga hasta el momento, La mirada de las furias, parecía una novela corta a la que alguien hubiera inflado de forma artificial. Es, por tanto, en sus obras de mediana extensión (las magistrales "La luna quieta", "Estado crepuscular" o "Nox perpetua" y la interesante aunque fallida "Lux aeterna") donde Negrete se revela como el estupendo narrador que es, cambiando sin problemas de registro según la historia lo exija y capaz de contar lo que tiene que contar en un escaso centenar de páginas sin que nada sobre ni falte nada. "Buscador de sombras" es la historia de una obsesión (con el tema de la "materia oscura" como excusa argumental y a la que sobran quizá un par de provincianismos chirriantes) que, si bien no nos sorprenderá en su conclusión, está lo suficientemente bien narrada y ambientada como para justificar el galardón recibido.

José Antonio Cotrina, uno de los nuevos valores aparecidos en la década pasada, se asoma este año al UPC con una novela que por momentos recuerda el universo de los Ocho Mundos de John Varley. Con una venganza como telón de fondo, y los deseos mesiánicos de un multimillonario como detonante, Cotrina construye en "Salir de fase" una historia interesante (articulada en una estructura de flashbacks) llena de tecnología genética de última generación.

José Luis Zárate, que se ha llevado la mención del jurado este año, se decide a recontar la historia de Supermán (y también de su compañero y, a veces amigo, Batman) pasando a ambos por un tamiz desmitificador sobre el que planean las sombras inevitables de Alan Moore, Frank Miller o Mark Waid. En "Del cielo profundo y del abismo", Zárate sabe coger sin problemas el pulso a ambos personajes y sus entornos (magistrales algunos secundarios como el mayordomo de su "Batman") y los lleva con fluidez por una trama en la que nada es lo que parece y en la que todo da un vuelco (¿inesperado?) en las últimas páginas. Una novela que no habría desmerecido de compartir el primer premio con las otras dos o incluso de llevárselo en solitario.

El libro se completa con una de las obras finalistas, "Signos de guerra", de Vladimir Hernández, incluida aquí por deseo expreso del jurado. El mayor defecto de la obra de Hernández es el hecho, que uno percibe a las pocas páginas, de que no estamos ante una verdadera novela corta, sino ante una obra más larga narrada demasiado aprisa. Pese a ello (y pese a lo poco novedoso del entorno, que recuerda por momentos ciertas obras de Heinlein o Haldeman), la novela se lee con agrado y no hace caer demasiado el nivel del libro. Es muy probable que una futurible versión alargada de esta misma historia se constituya en una estupenda novela bélica de ciencia-ficción.

En resumen, estamos ante un libro con cuatro buenas historias en el que, si bien hay obras mejores que otras, ninguna destaca de una forma espectacular (bien por arriba, bien por abajo) manteniendo un nivel envidiablemente alto, algo que no siempre ha sido la tónica habitual en estos volúmenes del Premio UPC, con frecuentes altibajos de calidad y donde junto a estupendas novelas cortas hemos podido leer otras que nos han hecho preguntarnos por los criterios seguidos por el jurado a la hora de premiarlas. Afortunadamente, éste no es el caso.

Rodolfo Martínez

(Reseña publicada originalmente en La página de Rodolfo Martínez)
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