Hay libros de género que uno lee siendo niño y que causan una profunda impresión. Novelas que al cabo de los años releemos con nostalgia, y descubrimos con cierto horror que ya no son lo que fueron. Y no es porque la novela haya envejecido con los años, sino porque nosotros hemos crecido y ampliado horizontes.
Con 11 años, la aventura de este primer libro de la Dragonlance me cautivó, tanto por lo colorido del mundo, como por lo fácil de leer que era en comparación con libros más "pesados" como El Señor de los Anillos. Pero ahora que releo las aventuras de Tanis el Semielfo, Rastlin el mago, su hercúleo hermano Caramon, y el resto de lo héroes de la lanza, descubro con cierto sonrojo lo mucho que este libro debe a Tolkien, tanto por mitología, por conceptos, e incluso por situaciones. Pero allá donde Tolkien usaba narrativa y descripción, Weis y Hickman tapan los huecos de la historia con peleas torpemente descritas, con canciones que pretenden emular la trilogía del Anillo, y con veladas referencias a un pasado y un mundo que resulta de cartón piedra comparado con la Tierra Media.
Tampoco hay que pedirle mucho al libro, pues desde el primer momento se lo concibió como un complemento novelado del juego de rol de Dragones y Mazmorras (Dungeons & Dragons), y es un producto de aficionados y enamorados de la obra de Tolkien, que pretendieron revivir la sensación de magia y maravilla que causaba la Tierra Media al ser leída una y otra vez. Un producto que desde luego resulta muy interesante a cierta edad, cuando uno se acerca por primera vez a la fantasía o a los juegos de rol.
La historia es larga, y aunque no sea un derroche de imaginación (elfos, guerreros, magos y hobbits con otro nombre son los protagonistas de esta historia, que comienza con la aparición de un poderoso objeto mágico que todos ambicionan poseer), sí que entretiene y, todo hay que decirlo, tiene sus buenos momentos. Sinceramente, este primer libro es el más flojo de la trilogía de las Crónicas de la Dragonlance, en parte porque los autores era la primera vez que se enfrentaban a la tarea de escribir un libro, en parte porque ya nos suena todo a visto. Aunque si uno es aficionado a Dungeons & Dragons, está de más decir que posiblemente el libro le encante.
Desde luego, la novela es bastante superior a muchas otras que aparecerían luego, a manos de otros autores. Y es que la costumbre de sacar novelas sobre juegos de rol, sobre videojuegos e incluso sobre teleseries y cómics ha inundado el mercado de libros que son puro artificio, repetición una y mil veces de los mismos entornos, de las mismas historias, de la misma forma de "narrar" (por llamar de alguna manera digna a esa forma torpe y caótica de escribir que usan los autores de estas novelas). En las estanterías encontramos novelas de Buffy Cazavampiros, de Resident Evil, de Starcraft, de Warhammer, de Vampiro... y con un panorama así, El retorno de los dragones bien podría considerarse como una de las mejores historias dentro de este género de franquicias.
José Joaquín Rodríguez
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