Galardonada con el Premio International Fantasy en 1951, La Tierra permanece es una de las mejores novelas de ciencia-ficción que he tenido el gusto de leer, todo un clásico de la ficción especulativa que cincuenta y tres años después de su primera publicación no ha perdido ni un ápice de frescura y originalidad.

A partir de un suceso tan devastador como la extinción de la civilización humana a causa de un virus de orígenes desconocidos, Ish Williams debe de enfrentarse al hecho de ser, posiblemente, el último ser humano que subsiste en el planeta Tierra. Su vagabundeo por los EE.UU. le llevará a enfrentarse con dilemas y situaciones que el hombre ordinario no podría imaginar. A lo largo de las tres partes del libro, que coinciden con las tres edades del hombre (juventud, madurez y ancianidad), veremos cómo Ish es testigo, actor y mito viviente en ese mundo nuevo que se forja a partir de la destrucción de la civilización.

Aunque la novela es altamente adictiva y está narrada con eficacia, con un gran lirismo y una capacidad de descripción sorprendente, no existe una trama auténtica. Muchas veces los capítulos son solamente cosas que pasan, sucesos que poco a poco van conformando el nuevo mundo, igual que en la vida de un hombre las cosas no ocurren siempre por una razón lógica, ni por causa del destino. La tragedia, la alegría, el horror y la victoria se entremezclan en esta novela, provocando la evolución del protagonista, del escenario, y hasta del propio lector.

George R. Stewart fue autor de varios libros de geografía y de costumbres de los EE.UU., y hace de esta novela un canto a favor de la naturaleza, del ecologismo, de la inmensidad de la vida y lo anecdótico que resulta el hombre en medio de la vasta Tierra ("los hombres van y vienen, pero la Tierra permanece"). Es un grito a favor de la humildad humana, una reflexión sobre la felicidad, la simplicidad, y la civilización. Realmente, esta novela merecería un artículo de mayor extensión, porque a la vez que resulta divertida de leer, la profundidad de los temas que trata invita a la reflexión y a la toma de conciencia.

Posiblemente uno de los grandes éxitos de esta novela sea que puede leerse a distintos niveles: desde la mera historia de la supervivencia en un mundo en ruinas hasta los profundos sentimientos ecológicos que esta novela despierta en el lector. Y es que faltan palabras para expresar el realismo, la perfecta estructuración, las bellas descripciones de ese mundo nuevo y vacío de hombres. Sólo os puedo aconsejar que la leáis y disfrutéis con una de las grandes novelas de la ciencia-ficción, aunque ante un libro como éste los calificativos y géneros sobran. Es una gran novela, y sólo por ello ya merece ser leída.

José Joaquín Rodríguez