Tras el éxito cosechado por la apasionante El vuelo del Hipogrifo, de la que hace pocos meses se puso a la venta una edición de bolsillo, Lengua de Trapo nos vuelve a presentar un nuevo y fascinante libro de Elia Barceló. Sin embargo, esta vez se trata de una novela corta aunque tremendamente cautivadora.

"Tan breve como intensa, tan fácil de leer como difícil de olvidar". Así describe El secreto del orfebre la contracubierta; y lo cierto es que es una síntesis muy ilustrativa. Elia ha llevado a cabo un verdadero trabajo de orfebre. Ha construido una obra breve pero exquisita, muy trabajada; vibrante y deliciosa.

El secreto del orfebre cuenta la relación sentimental de dos personajes separados por un buen puñado de años y otras tantas limitaciones sociales. Además, utiliza elementos fantásticos, pero sólo como recursos narrativos, no como fin en sí mismos. El libro es, ante todo, una novela de amor. Elia ha querido, así, contar una historia interesante antes que escribir una novela de género; una historia que conmueva y de la que nos quedemos prendidos.

La obra se construye sobre y se centra en los dos protagonistas. Cada uno de ellos guarda un secreto que los separa del resto de sus vecinos pero que los une a ambos en su misterio. Esto, por otra parte, acentúa así mismo el brillo y el fuerte magnetismo con que la escritora los ha impregnado.

La novela está narrada con lucidez y precisión. Está dotada de una prosa concisa y mesurada, casi esponjosa, buscando la sugerencia y la aparente sencillez. Se trata de un relato retrospectivo en clave masculina, llevado por la melancolía y el recuerdo. Está estructurado, además, en breves capitulillos rematados en suspenso, por lo que el ritmo se aligera.

Sobre esa base, toda la historia se monta en un juego temporal. Se sitúa en tres tiempos distintos remitiéndonos siempre a Umbría, la fantapolis particular de Barceló. A grandes pinceladas, recrea la España provinciana de los años cincuenta. Más que reproducir, la autora busca crear un marco nostálgico y difuminado con el que acentuar los sentimientos de la obra. Esa evocación es uno de los mayores logros de la novela y una de las principales armas para apresar al lector. Además, gran parte de ese éxito, sin duda, está en la condensación del libro, que se lee de un tirón, pues mantiene en todo momento su intensidad y la emotividad.

Por otro lado, hay que señalar que el lector se dará cuenta antes que el protagonista de lo que ocurre en realidad. Pero no importa. Elia no busca un golpe de efecto (ha demostrado que, cuando lo pretende, lo consigue), sino plasmar unos sentimientos vividos con tremenda intensidad, tratando de conmover al lector.

Por todo ello, es posible decir que El secreto del orfebre es la consagración de Elia Barceló como una estupenda narradora, por encima de etiquetas y géneros. Aunque no descubra nada, la historia está contada y construida con una exquisitez, con una dulzura, que la hacen sobresalir de entre las demás. Esperemos que los que se acerquen a ella también lo hagan con la mente abierta, dispuesta a gozar de la lectura, y sepan disfrutarla.

Alberto García-Teresa