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El homóvil
El homóvil
Jesús López Pacheco
Debate, 2002

Poco a poco, desde diferentes sectores, se ha ido demandando una mayor atención a la obra de Jesús López Pacheco. Afortunadamente, todo parece indicar que su producción comenzará a ser revalorizada en breve. Narrador, poeta y dramaturgo, es recordado, sobre todo, por Central eléctrica, con la que quedó finalista en el Premio Nadal de 1956, y por su defensa de la novela comprometida. Punta del realismo crítico o de la mal denominada “generación de la berza”, López Pacheco dejó póstuma esta monumental obra que ahora sale a la luz.

La idea básica del volumen es un experimento por el que un novelista escribirá un libro conjuntamente con un ordenador. El escritor, buscando una “novela total”, transcribirá además el proceso de creación. Pero este artista es un esquizofrénico que también está sometido a prueba, por lo que su cuerpo está repleto de electrodos para controlar sus respuestas.

El homóvil es una espectacular novela experimental de setecientas páginas. Como bien dice su autor, más exactamente se trata de una “polinovela”, pues abarca y recoge multitud de registros, tendencias y formas narrativas. Es un libro complicado y dificil, que busca un lector activo que no vegete frente a las páginas. Precisamente mediante ese esfuerzo el tomo engancha y cautiva.

López Pacheco experimenta con todo: con la estructura, la tipografía, la forma de narrar... Amalgama poemas, chorros de conciencia, textos inconexos, diarios, recortes de prensa, dibujos, gráficas, aforismos, novelas (incluido una novelilla pulp)... A pesar de ello, la unidad se mantiene. Los géneros también campan a sus anchas por el libro: la ciencia-ficción, la novela de costumbres, el relato policiaco, la parodia épica... Esta variedad consigue que sea un libro ameno y dinámico, con diferentes historias que pueden quedarse abiertas buscando una mayor intriga.

Asimismo, hay una continua superposición de planos que crean inestabilidad y riqueza. Se juega a confundir la realidad con la ficción de un modo extremo, lo que lleva al lector a un escepticismo total. Desconfiamos tanto del narrador como del director del experimento, del editor, de lo contado y hasta del propio texto.

Pero El homóvil, que contiene muchos elementos autobiográficos y abundantes digresiones que son pensamientos del propio López Pacheco, es una novela tremendamente crítica. Gracias a un arrollador y agudísimo sarcasmo, ataca y desmonta el modo de vida capitalista. Desmenuza la “sociedad consumida por el consumo” e ironiza sobre el proceso por el cual sustituimos lo orgánico por lo mecánico. De hecho, la figura del “homóvil”, que es la contracción de “hombre automóvil”, es el modelo de persona que se propugna desde este sistema económico. Plantea el absurdo de la despersonalización y arremete contra la sociedad mecanizada y la producción en masa.

La vida está llena de contradicciones y El homóvil, como obra total, también lo está. Poco a poco, vamos conociendo al escritor, el personaje más desarrollado y complejo. Nos sentimos identificados con él y sentimos su angustia como algo propio.

Uno de los temas en los que más se centra el libro es la propia literatura. Analiza la vigencia de la novela experimental (a la que critica al mismo tiempo que está construyendo él una) y hace una defensa transversal de la novela social. Denuncia la “erudiotez” universitaria y a la crítica, que se olvida de los libros que comenta y el amor por la lectura para pasar a hablar sólo de sí misma y defender sus privilegios.

Mención especial merece “El Libro de las Maquinerías”, el segundo texto escrito conjuntamente con el ordenador. “Donde se cuentan el origen, formación, aventuras y principales hechos de Jaikiú El Maquinero Metabólico” es su subtítulo. Se trata de una recreación corrosiva de los libros de caballerías trasladada a la actualidad, ensalzando las hazañas de emprendedores capitalistas inspirados por el “Espíritu Banco”. Al mismo tiempo que se burla del sistema de vida alcanzado, realiza una irónica alegoría sobre la historia universal y española del siglo XX. Sin embargo, su excesiva extensión (trescientas páginas) abruma y consigue que el sarcástico tono pseudoépico que utiliza se vuelva monótono y cansino. Una pena porque en pequeñas cantidades es brillantísimo.

Así, López Pacheco ha construido una obra impresionante, muy rica, de un nivel altísimo a pesar del bajón que supone el tramo final de “las Maquinerías”. Una lectura muy recomendable. Por otro lado, para aquellos que busquen ciencia-ficción, aquí encontrarán la más espeluznante especulación social junto con un par de historias pulp. Pero, gracias a su riqueza, El homóvil rompe los moldes tanto de los géneros como de la propia literatura. Afortunadamente.

Alberto García-Teresa

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