[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
Luz
Luz
M. John Harrison
Título original: Light
Trad. Rafael Marín
Col. Bibliópolis Fantástica nº 8
Bibliópolis, 2003

El autor de Luz, M. John Harrison, es un escritor inteligente que escribe para lectores inteligentes. Y éste es el gran hecho diferenciador de esta novela y el que la eleva por encima de su condición de simple space opera. Porque, evidentemente y por extraño que pueda parecer a todos los que fielmente siguen la carrera de su autor, no hay duda de que Luz es una space opera en toda regla. Está llena de naves espaciales, de alienígenas, de tecnología incomprensible, de guerras interestelares y de misteriosos artefactos de edad incalculable. Y por supuesto los personajes saltan de planeta en planeta como quien va al supermercado de la esquina. Esto no quiere decir que Luz tenga muchos puntos en común con la ola de novelas neoclásicas inscritas en esta subcorriente, entretenidas pero bastante ramplonas, que nos invade en los últimos años. Harrison tiene fe en sus lectores, y ha creado una novela sofisticada, que exige que el lector se adentre en ella y que se muestre activo en la lectura.

El libro nos presenta dos marcos temporales distintos. En un presente que ya se está convirtiendo en pasado, Michael Kearney, un brillante científico teórico, y su colega Brian Tate están intentando desarrollar el primer ordenador cuántico. Pero la vida de Kearney es un caos difícil de controlar, perseguido desde su infancia por el extraño ser conocido como el Shrander, al que intenta apaciguar ofreciéndole víctimas propiciatorias a las que mata sin ningún remordimiento. Las otras dos líneas narrativas que sigue el libro se sitúan en el lejano futuro del siglo XXV, alrededor del misterioso artefacto astronómico denominado Canal Kefahuchi, que ha intrigado a todas las civilizaciones interplanetarias desde el principio de los tiempos. Allí seguimos las andanzas, que más bien son desventuras, de Ed Chianese, yonki enganchado a la realidad virtual, antiguo aventurero y piloto, que se ve arrastrado y manejado por fuerzas que no comprende en un planeta lleno de elementos post-cyberpunk. En el mismo marco, la capitana estelar Seria Mau Genlicher navega por el vacío en su nave-K Gata Blanca, con su cuerpo atrofiado y olvidado en un tanque de soporte vital en el interior de la nave. Sólo al final del libro las tres lineas narrativas unirán su camino de una forma evidente, aunque Harrison ha ido urdiendo lazos, algunos sutiles y otros más explícitos, durante toda la novela.

Luz es una novela de personajes. Ellos, sobre todo los protagonistas Kearney, Chianese y Seria Mau, son los que sustentan la novela y sobre los que cae todo el peso de la trama. Y por ello Harrison se ha encargado de encarnarlos con una sutiliza y meticulosidad admirable. Disfuncionales, extraños y ninguno totalmente cuerdo, se nos muestran rodeados por una pléyade de secundarios estrafalarios, cuando no directamente esperpénticos, y de un mundo apenas en el límite de la lógica.

Pocos autores cuidan tanto su prosa, en toda su extensión, como el autor de Luz. Harrison sabe perfectamente, como buen escritor que es, que lo que se cuenta está intrínsecamente unido a cómo se cuenta y, hay que reconocerlo, él sabe hacerlo de una forma fantástica. No es difícil imaginarlo pasando horas y horas para encontrar la palabra justa, el ritmo adecuado a un párrafo o el aliento justo de un diálogo. Sus escenas son siempre fascinantes, llenas de un imaginación visual febril y desmedida. Memorables por sí solas y de forma independiente, son recordadas con deleite mucho después de que el argumento de Luz, mucho mas prosaico en definitiva, se haya empezado ya a desdibujar en nuestra memoria. Y es que el argumento de Luz es el elemento del libro que podría considerarse que no alcanza el nivel, francamente alto, de los otros elementos. Despojado de artificios, es tan plano y sencillo como el de todas las otras space operas. Aunque uno no puede dejar de pensar que esa simpleza es algo deliberado, y que los intereses del autor son otros.

En definitiva, un excelente libro que busca a los lectores de una literatura trabajada y exigente, e intenta no perder a los lectores clásicos del género. Un libro a releer, que gana con las sucesivas lecturas según el lector va descubriendo las conexiones y sutilezas que Harrison ha escondido en sus palabras.

Rafael Muñoz Vega

[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]