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La casa infernal
La casa infernal
Richard Matheson
Título original: Hell House
Trad. Isabel Merino Bodes
Col. Solaris Terror nº 5
La Factoría de Ideas, 2003

Diez años han transcurrido desde la edición por Vidorama de este clásico del terror y epítome de novelas sobre casas encantadas. Tras la publicación de El hombre menguante y Soy leyenda, que llamaron la atención del poderoso Hollywood y le catapultaron como guionista en la meca del cine, Matheson escribió la que a la postre sería su tercera novela, aunando "lo mejor de ambos mundos" y sirviendo de inspiración a diversas producciones cinematográficas (de la que La leyenda de la Mansión del Infierno, de John Hough en 1973, fue la adaptación más fiel, aunque la mayoría de alusiones de temática sexual que impregnan la novela fueron pudorosamente suprimidas).

La Mansión Belasco es la Casa Infernal, un lugar maldito donde se cometieron depravaciones extremas. Dos equipos que trataron de desvelar su secreto treinta años atrás fracasaron y sus integrantes terminaron muertos o presa de la locura; no obstante, se prepara una nueva incursión, encabezada por un científico experto en fenómenos paranormales, su esposa y dos experimentados médiums, auspiciados por las promesas crematísticas de un viejo magnate moribundo empeñado en conocer qué aguarda tras la muerte. Día a día, hora tras hora, cada personaje experimentará de forma singular el poder oculto de la Casa y la perturbada personalidad de su antiguo propietario, en un tour de force que dirimirá no sólo cual de los diferentes enfoques consegue acabar con el Mal sino quien permanecerá vivo tras el plazo de estancia establecido.

Considerada por Stephen King como "la más estremecedora de cuantas novelas de casas encantadas se han escrito" (y ubicada, por cierto, en su querido condado de Maine), mantiene una estructura rígida, que refuerza la sensación de creciente desasosiego; el estilo es claramente visual, con diálogos ágiles y constantes cambios de enfoque, que ayudan a crear una estructura netamente teatral. La generación de una atmósfera opresiva y malsana, el estudio psicológico de comportamientos y reacciones y una trama exponencialmente adictiva son otros de sus fuertes, aunque el apartado descriptivo sea quizá algo repetitivo.

La caracterización de sus escasos personajes es excelente y, aunque obedece a arquetipos claramente identificables, Matheson logra mostrar su auténtico desequilibrio interior: el científico racionalista, frío de carácter y de fuertes convicciones pero físicamente débil; su dependiente mujer, que es presa de represiones de carácter fundamentalmente sexual; el médium físico, único superviviente de una expedición anterior, atormentado por su experiencia y haber sido incapaz de enfrentarse al Mal; la médium mental, idealista y manipulable, con carencias afectivas y mentalmente inestable.

Una sugestiva mezcolanza de horror gótico (casa encantada, oscuridad, presencias malignas) y moderno terror psicológico (entorno cerrado y obsesivo, temores íntimos), escrita por un autor especialmente interesado en el fenómeno paranormal. Y no es el único contrapunto de la novela: sorprende la moral victoriana de la que hacen gala los personajes en plenos años 70, o la discutible racionalización del fenómeno paranormal. En cualquier caso y como colofón, una historia tan escalofriante como se espera de ella.

Mariano Villarreal

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