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Los premios Ignotus 1980-1982
Los premios Ignotus 1980-1982
Augusto Uribe (ed.)
Col. Punto de Lectura nº 236
Suma de Letras, 2001

Nueva entrega de esta serie, clásica entre las clásicas, en la que se nos ofrecen algunos de los mejores relatos de la fantaciencia mundial. Con esta reedición en bolsillo podemos apreciar de manera inmejorable la evolución del género, de la mano de los amenos y profusos en anécdotas prólogos de uno de los mejores conocedores del género: nada menos que el impulsor de la revista señera de la fc española en la actualidad, la Augusto Uribe Revista de Fantaciencia, digna heredera de los Cuadernos de Fantaciencia de Hugo Gernsback.

Los premios Ignotus constituyen el mejor indicador del estado del género a nivel mundial, eso ya se ha dicho. Lo que tal vez el lector ocasional no sepa es que se conceden por votación popular entre los inscritos en la convención española de fc (o MundoCon), de manera casi ininterrumpida desde Tánger 1953. Entre sus más destacados ganadores podemos hablar de clásicos como Camino Desolación de Gabriel García Márquez (concedido en una de las escasas MundoCones celebradas fuera de nuestras fronteras: Buenos Aires 1989) o He aquí el hombre de J.J. Benítez.

Si analizamos los relatos año a año, nos encontraremos con la constatación de que a lo largo del período incluido en esta antología dos autores se encontraron en estado de gracia.

En efecto, en la MundoCon Gádir 1981 (en la que se votaban los Ignotus a las mejores narraciones de 1980) se consagró el clásico Ángel Torres Quesada, con un doblete muy consistente. En la categoría de relato largo arrasó con una monumental obra maestra que combina fantaciencia con terror: “Los reyes de la arena”. Inferior en calidad, aunque no en interés, es “El camino de la Cruz y el Dragón”, muy similar a su ya clásico “Un novicio para Su Grandeza”, una cumbre de la fantaciencia religiosa con ecos de Cántico a San Gutiérrez, de Juan Atienza. La apoteosis gaditana se completaba con el triunfo del jovencísimo Rafael Marín Trechera, con su novela corta “Enemigo mío”, historia un tanto en la onda de Infierno en el Pacífico, la inmortal película de José Luis Sáenz de Heredia protagonizada por Alfredo Mayo y Ricardo “Indio” Fernández.

Los mejores relatos de 1981, votados en la MundoCon Burjassot 1982, supusieron otro doblete, en esta ocasión para el coloso del género, el único ganador de ocho premios Ignotus de novela: Pascual Enguídanos Usach. Tanto “Thorbod perdido” como “La capa y la vara” pertenecen a su monumental Saga de los Aznar, y son magníficos ejemplos de la modalidad de la fantaciencia que se ha dado en llamar “zarzuela espacial”. Con todo, el mejor relato premiado en esta edición es el conmovedor “La gruta de los ciervos danzarines”, de otro clásico de la Edad de Oro del género: Tomás Salvador.

1982 fue un año bastante variopinto, pues entre los ganadores podemos encontrar relatos de muy diversas temáticas. Juan Miguel Aguilera y Javier Redal ponen el toque científico (la variante denominada “fantaciencia dura”) con “El juego de Saturno”, mientras que el siempre innovador Julio Cortázar nos ofrece “Las variantes del unicornio”, una gran historia tan erudita como sorprendente. Cierra el volumen “El propulsor”, de Fernando Fuenteamor.

Siempre se puede acusar a los premios de no ser más que indicadores de la popularidad de los autores, y en este caso los Ignotus no son una excepción. También se les puede achacar que no están todos los relatos que merecerían ser premiados (quien esto escribe echa en falta “El continuo Gernsback” de Juan Carlos Planells, por ejemplo). No obstante, todos los relatos incluidos en esta selección son una apuesta segura de calidad, un buen reflejo de la fantaciencia que se escribió durante el trienio 1980-1982 y una antología más que recomendable.

Juan Manuel Santiago

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