Nueva entrega de
esta serie, clásica entre las clásicas, en la que se nos ofrecen algunos de los
mejores relatos de la fantaciencia mundial. Con esta reedición en bolsillo
podemos apreciar de manera inmejorable la evolución del género, de la mano de
los amenos y profusos en anécdotas prólogos de uno de los mejores conocedores
del género: nada menos que el impulsor de la revista señera de la fc española
en la actualidad, la Augusto Uribe Revista de Fantaciencia, digna
heredera de los Cuadernos de Fantaciencia de Hugo Gernsback.
Los premios Ignotus
constituyen el mejor indicador del estado del género a nivel mundial, eso ya se
ha dicho. Lo que tal vez el lector ocasional no sepa es que se conceden por
votación popular entre los inscritos en la convención española de fc (o
MundoCon), de manera casi ininterrumpida desde Tánger 1953. Entre sus más
destacados ganadores podemos hablar de clásicos como Camino Desolación
de Gabriel García Márquez (concedido en una de las escasas MundoCones
celebradas fuera de nuestras fronteras: Buenos Aires 1989) o He aquí el
hombre de J.J. Benítez.
Si analizamos los
relatos año a año, nos encontraremos con la constatación de que a lo largo del
período incluido en esta antología dos autores se encontraron en estado de
gracia.
En efecto, en la
MundoCon Gádir 1981 (en la que se votaban los Ignotus a las mejores narraciones
de 1980) se consagró el clásico Ángel Torres Quesada, con un doblete muy
consistente. En la categoría de relato largo arrasó con una monumental obra
maestra que combina fantaciencia con terror: “Los reyes de la arena”. Inferior
en calidad, aunque no en interés, es “El camino de la Cruz y el Dragón”, muy
similar a su ya clásico “Un novicio para Su Grandeza”, una cumbre de la
fantaciencia religiosa con ecos de Cántico a San Gutiérrez, de Juan Atienza.
La apoteosis gaditana se completaba con el triunfo del jovencísimo Rafael Marín
Trechera, con su novela corta “Enemigo mío”, historia un tanto en la onda de Infierno
en el Pacífico, la inmortal película de José Luis Sáenz de Heredia
protagonizada por Alfredo Mayo y Ricardo “Indio” Fernández.
Los mejores relatos
de 1981, votados en la MundoCon Burjassot 1982, supusieron otro doblete, en
esta ocasión para el coloso del género, el único ganador de ocho premios
Ignotus de novela: Pascual Enguídanos Usach. Tanto “Thorbod perdido” como “La
capa y la vara” pertenecen a su monumental Saga de los Aznar, y son magníficos
ejemplos de la modalidad de la fantaciencia que se ha dado en llamar “zarzuela
espacial”. Con todo, el mejor relato premiado en esta edición es el conmovedor
“La gruta de los ciervos danzarines”, de otro clásico de la Edad de Oro del
género: Tomás Salvador.
1982 fue un año
bastante variopinto, pues entre los ganadores podemos encontrar relatos de muy
diversas temáticas. Juan Miguel Aguilera y Javier Redal ponen el toque
científico (la variante denominada “fantaciencia dura”) con “El juego de
Saturno”, mientras que el siempre innovador Julio Cortázar nos ofrece “Las
variantes del unicornio”, una gran historia tan erudita como sorprendente.
Cierra el volumen “El propulsor”, de Fernando Fuenteamor.
Siempre se puede
acusar a los premios de no ser más que indicadores de la popularidad de los
autores, y en este caso los Ignotus no son una excepción. También se les puede
achacar que no están todos los relatos que merecerían ser premiados (quien esto
escribe echa en falta “El continuo Gernsback” de Juan Carlos Planells, por
ejemplo). No obstante, todos los relatos incluidos en esta selección son una
apuesta segura de calidad, un buen reflejo de la fantaciencia que se escribió
durante el trienio 1980-1982 y una antología más que recomendable.
Juan Manuel Santiago
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