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Elogio de la pieza ausente
Elogio de la pieza ausente
Antoine Bello
Título original: Éloge de la pièce manquante
Trad. Joaquín Jordá
Col. Panorama de Narrativas nº 467
Ediciones Anagrama, 2001


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Gabriel García Márquez describe sus novelas como narraciones inverosímiles escritas con cara de palo. Es una frase que casa perfectamente con Elogio de la pieza ausente. En ésta su primera novela, Antoine Bello toma una serie de ideas absurdas y las trata con total seriedad, desafiándonos a abandonar toda incredulidad.

La novela es una inteligente fantasía en la que el deporte del puzzle, o más exactamente el puzzle de velocidad, se ha convertido en el deporte más popular del mundo, llenando estadios de miles de personas en cada competición. El libro arranca como un libro de misterio más, con los asesinatos de los campeones de puzzle más famosos. ¿Quién es el asesino? ¿Por qué esta matando a personas relacionadas con el mundo del puzzle? A partir de esta idea de partida, Bello nos describe la historia del puzzle en Norteamérica desde la Gran Depresión hasta nuestros días, donde vive su mayor auge con el JP Tour, la gran liga de puzzle de velocidad que arrasa en popularidad a cualquier otro deporte.

Elogio de la pieza ausente, como no podía ser menos, está construida como un puzzle. Dividida en "El enigma", una presentación del libro análoga al modelo de un puzzle, "El puzzle" (en 48 piezas) y "La solución", donde vemos cómo casan todas las piezas. "El puzzle" contiene, evidentemente, la parte central de la narración y salta adelante y atrás en el tiempo y en el espacio, utilizando para ello las piezas mas heterogéneas (cartas, e-mails, artículos, entrevistas, retransmisiones radiofónicas, etc.). Esta parte central nos ofrece un panorama completo del mundo del puzzle, y además incluye las pistas necesarias para completar nuestro particular rompecabezas, es decir, quién es el asesino.

Como defectos podríamos citar, quizás, el endeble final, que escapa incluso al aire de diversidad e inverosimilitud del resto de la novela, así como la falta de ritmo de algunas de sus partes, inevitable debido a lo diverso de las distintas piezas. Habría que señalar también la profusión de personajes, casi todos apenas esbozados, que aparecen brevemente en la novela y que hace que en ocasiones nos perdamos en un laberinto de nombres y apellidos.

Estamos ante un libro interesante aunque poco relevante, un juego intelectual divertido y entretenido, que deja un agradable sabor de boca al terminar.

Rafael Muñoz Vega

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