Relegada al olvido por las historias generales, la novela popular española (entiéndase por aquélla que de forma masiva y distribuida mayormente en quioscos tuvo su auge durante los años 1930-1970 y que cultivó una serie de temáticas conocidas de todos -el oeste, la aventura, la novela rosa, la novela criminal, la ciencia-ficción y otros géneros abonados para la evasión y las emociones fuertes-) estaba huérfana de estudios que la historiasen a conciencia. Bien es cierto que no han faltado trabajos meritorios en este campo, como también que han sido demasiado exiguos y espaciados en el tiempo, cuando no de difícil adquisición, y que en suma este libro, La novela popular en España, no es el primero que aborda el tema (ni esperemos que el último; de hecho, tan sólo un mes después ha visto la luz en Glénat, colección Parapapel, Héroes y enamoradas. La novela popular española, de Salvador Vázquez de Parga). Pero si algo de extraordinario tiene este libro, que lo tiene (y no es lo único, pero sí lo más llamativo), es su preclara voluntad de satisfacer a lectores de todo rango y condición: desde el que movido por la nostalgia desea ver reseñadas las andanzas de sus escritores favoritos o recorrer con sus dedos las vistosas portadas sin dañar su colección privada, hasta el escéptico que no consentirá un acercamiento acrítico, pasando por el curioso que desea ampliar horizontes. La intención última, como aclaran los editores en el prólogo, es la de colocar a esta parcela de las letras, al igual que ha sucedido en otros países, en el lugar que le corresponde.
Para ello los editores han confiado la ingente tarea a diez plumas sobradamente acreditadas, y han trazado un esquema modélico que divide el libro en dos partes. La primera, dedicada a los textos, abre con un capítulo que establece una semblanza general; la definición del objeto de estudio, las características, cada una de las épocas y géneros que lo componen se detallan por el especialista Fernando Martínez de la Hidalga (cuyo estilo quizá se hubiese beneficiado de un pulido: son múltiples las redundancias o repeticiones de la misma palabra en frases o líneas contiguas, defecto que Martínez de la Hidalga atenúa en su siguiente capítulo y que, no obstante, en el primero viene compensado, y con creces, por la erudición desplegada). Ya desde el inicio del libro queda constancia de un dato histórico de especial relevancia: la dificultad por importar originales extranjeros trajo consigo la contratación de autores españoles, lo que a la postre permitió que la novela popular en España pudiese calificarse de española, es decir, que no constase tanto de traducciones como de producción propia; y, en segundo lugar, se fija una pauta metodológica que se mantendrá a lo largo del ensayo: la falta de condescendencia para con las innegables miserias y carencias de este tipo de literatura, y en consecuencia una decidida apuesta por el rigor, a todos los niveles.
Establecida la metodología y la pertinente introducción, se pasa a los géneros predilectos de la narrativa popular. Las novelas del oeste y personajes señeros como El Coyote tienen un cumplido repaso a cargo de Martínez de la Hidalga. El policíaco, tanto en su vertiente de misterio (llámese de novela enigma, o de murder-mistery si se prefiere) como en la denominada serie negra, es consignado por Salvador Vázquez de Parga, atento por igual a las firmas foráneas y a las incursiones autóctonas. La novela de aventuras tienen en Alfredo Lara López un experimentado guía, que desentraña las ediciones y colecciones que alternaban periplos marinos, novelas históricas o aventuras selváticas, siempre bajo el signo de lo exótico e intrépido. Armando Boix, bien conocido por el visitante habitual de Bibliópolis y cuyos escritos, por cierto, cuesta poco imaginar tras una de esas portadas de la época -ilustrada por Jesús Blasco o Emilio Freixas-, tan palpable es en su narrativa la querencia por el pulp y los modos de antaño, engloba bajo el título "Explorando maravillas. La novela fantástica en España antes de 1958" las diferentes ucronías que proliferaron a raíz de la Gran Guerra; las aventuras siderales del coronel Ignotus y otros pioneros de lo improbable; la revista Fantástica, editada por Germán Plaza; las rocambolescas tribulaciones de Yuma, agazapado en un laboratorio secreto sito para más señas en ¡el Tibidabo!; y las aventuras del capitán Rido. El artículo concluye dando fe de la Colección Luchadores del Espacio, colofón a los anteriores titubeos, coronado con cierto éxito editorial, y que sin embargo convivió en el tiempo con su contraparte, la revista Más Allá y la colección Nebulae, que acabarían con nuestro aislamento en lo que a ciencia-ficción internacional se refiere.
Tras el repaso a los géneros, La novela popular en España prosigue con seis capítulos complementarios: un análisis de la extendidísma política editorial y autoral de los pseudónimos; un mordaz, divertido y agudo examen de las constantes en la obra de Corín Tellado, mundo de ensoñación -rosa- paradójico en el marco de la dura posguerra, de cuya amarga rememoración, imprescindible para entender el fenómeno, se ocupa Blanca Álvarez; un retrato particularmente emotivo de José Mallorquí, a través de los ojos de su hijo César, también literato; un diario personal de la "familia Bruguera", igualmente de primera mano, nada menos que gracias a Francisco González Ledesma (alias Silver Kane, cuyo premio Planeta confirmó su valía y de paso la de algunos de estos jornaleros de las letras); un sucinto artículo sobre los ilustradores; y finalmente Rafael de Francisco López subraya el valor añadido de la literatura popular como "patrimonio emocional" de varias generaciones.
Por si no fuese suficiente, el libro en su segunda parte colma cualquier expectativa: reproduce más de novecientas portadas, la documentación gráfica nos acerca a los rostros de sus protagonistas -Marcial Lafuente Estefanía, José Mallorquí, la redacción de la Editorial Brugera-, y se establece un catálogo de ciento cuarenta y siete colecciones representativas, acompañado del listado de títulos correspondiente. Sin duda, este libro constituye un hito en el estudio de la novela popular española y todo un modelo a seguir.
Pablo Herranz
|