Una de las obras más inspiradoras de la literatura ha
sido, sin duda, la novela de H.G. Wells, La guerra de los mundos.
Versiones cinematográficas en 1953 (Haskyn-Pal) y en 2005 (Spielberg) del
ataque marciano; la adaptación radiofónica del otro Wells, Orson, todo un hito
en la historia del medio; secuelas literarias de toda índole y, cómo no, una
legión de adaptaciones musicales de entre las que destaca la del compositor
Jeff Wayne.
En el año 1978 veía la luz la primera versión del
"musical dialogado" basado en la novela de Wells. Jeff Wayne compone
su obra cumbre dentro de todo un panorama musical dedicado a la experimentación:
el rock sinfónico, la psicodelia, el incipiente hard rock... todo un mundo de
sensaciones sonoras y rodajas de libertad expresiva inundaban los estantes de
las tiendas de discos (Pink Floyd, Alan Parson, Yes, Thin Lizzy, Deep Purple,
The Moody Blues, etcétera). Todo lo conjugó Wayne en una particular mezcla de
rock, pop y la base de los musicales más clásicos. Aquella mixtura caló en la
conciencia musical occidental y, aun hoy en día, es fácilmente reconocible
como parte de nuestra personal banda sonora.
Jeff Wayne se desquitó a lo grande con el proyecto y
ofreció colaboraciones como las de Richard Burton en la narración o la
brillante contribución del inmortal (y hace ya tiempo fallecido) Phyl Linott,
voz y bajo de los míticos Thin Lizzy, en el papel del reverendo Nathaniel en la
preciosa "Spirit of Man"; Justin Hayward (The Moody Blues) en el
momento estelar de "The Eve of War"; la cantante Julie Covington, más
conocida por su papel en Evita; o el mismo David Essex. A día de hoy el
montaje multimedia del musical es algo espectacular, pleno de pirotecnia y
barroquismo tanto sonoro como visual.
Tal fue el éxito de la susodicha aventura sónica que en
España, incluso, se han hecho un par de versiones en el idioma patrio,
respetando sólo las partes cantadas en la lengua de la pérfida Albión, con
gente de la talla de Anthony Quinn (versión inencontrable hoy en día, por lo
visto) o la más conocida de Teófilo Martínez, Marisa Marco o Daniel Dicenta.
Pero no sólo aquí cuecen habas, sino que hay versión alemana y holandesa,
para más señas.
Sin embargo, para completar el artículo de hoy, he
rescatado de los rincones más oscuros de este hangar un par de las múltiples
versiones de la obra de Wayne que destacan por su inescrutable existencia, a
saber:
En primer lugar, la obra más bien reciente de un quinteto
de féminas apodadas Wild, tres británicas y un par serbias, que mezclan los
violines con el beat y la música disco menos glamurosa y que debutaban en 2005 con su único cd hasta la fecha, Time
(y que siga así por mucho tiempo). Eso sí, vienen amparadas por la versión de
"The Eve of War" que el bueno de Jeff les cede con sumo gusto (malandrín).
La pieza sonora no pasa de ser una mera anécdota, aunque es curioso cómo sin
apenas salirse del guión original de Wayne, consiguen hacerme odiar el tema que
me impulsó, como a tanta gente, a explorar el resto de esa guerra de mundos.
En segundo lugar, una de las mayores rarezas que ha dado la
obra de Wayne: la versión castellanizada de un grupo zaragozano llamado Reo que
en 1988 editaban, tras ganar un concurso musical de los que tanto se estilaban
por aquel entonces, un EP con cuatro canciones que se movían dentro de los parámetros
de un rock algo edulcorado y accesible. Juan Caballero, vocalista y en la
actualidad cantautor de los de guitarra y banqueta, adaptaba el tema principal
de Wayne dándole un aire más roquero sin salirse, eso sí, de las guías de la
obra original. Incluso, consiguieron un fugaz éxito entrando en las listas de
Los 40 Principales y a Juan Caballero los responsables de Warner le firmaron un
contrato como adaptador oficial del tema. La verdad es que los maños se
quedaron en nada y a estas alturas de siglo no hay Indiana Jones que encuentre
el dichoso EP (menos mal que el vinilo lo tengo bajo llave y no le dejo salir
los fines de semana de cachondeo porque es capaz de no volver). Se trata, sin
embargo, de una adaptación emotiva y lograda que me cuesta olvidar en las
noches en que hay lluvia de estrellas y se me pone la piel de gallina pensando
en trípodes (y no me seas mal pensado, que te veo venir y es un chiste
demasiado fácil) e invasiones alienígenas. Vale, también pienso en qué hago
yo a esas horas perdido por el monte y más desorientado que Jesulín en la Real
Academia de la Lengua. La magia de las noches estrelladas... digo yo.
Como curiosidad, os dejo transcrita la letra de Reo porque,
como os comentaba, es imposible encontrar algo por internet de la banda:
LA VÍSPERA DE LA GUERRA
Miradas que ocultan un plan infernal
más allá del reino del sol.
Alianza de mundos que acabarán
con un fiero animal: la humanidad.
Anoche tú viste una estrella fugaz
y un deseo cubrió tu piel.
Tal vez no era estrella, era un disfraz.
Mensajero de luz universal.
Jamás sospechó de un ataque exterior,
era el rey de la creación.
Leyenda que el tiempo bautizará
como la destrucción del planeta azul.
Tú crees que es la historia de una ficción,
la locura de un charlatán.
Apoya en la almohada tu incredulidad
y en la noche vendrá el... sueño final.
PD: Imaginaos la melodía tal y como Justin Hayward nos la
regala en la versión original, sin tener que repetir dieciocho veces la misma
frase.
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