A lo largo de estas columnas he recomendado en diferentes ocasiones libros de literatura juvenil a los lectores de cf, bien por el interés de su temática, o bien por haber sido escritos por narradores que nos son próximos en el mundillo del fandom, y que han encontrado en este mercado un buen campo para sus trabajos. En este caso, sin embargo, siento reparos para esa recomendación: Los héroes de Kalanum es un libro ameno, pero a diferencia de la mayor parte de los trabajos de César Mallorquí, o de otra novela de Negrete como Memoria de dragón, ésta es una obra de tono más decididamente infantil; de hecho, está recomendado a partir de doce años mientras esas obras se dirigían a lectores de catorce. Todo esto en el misterioso código en el que se mueven estas colecciones: no quiero pensar lo que dirían los que ponen esas clasificaciones sobre lo que yo (o la mayoría de quienes me están leyendo, imagino) nos echábamos a los ojos a esa edad.

En resumidas cuentas, estamos ante un libro que dejar al hijo o sobrinito antes que tomarse muy en serio su lectura. Y se puede dejar con toda tranquilidad: es ameno a su manera, transmite verdaderamente intenciones positivas y no es en absoluto ñoño. Dicho lo cual, como reseñador, debo también comentar los aspectos que, para el curioso por la literatura fantástica española, puede ofrecer su lectura. Porque, como casi todo lo que escribe Negrete, aquí hay elemento fantástico, bien hilado y pertinente. En esta ocasión, además, para ofrecer una curiosa visión de lo que puede ser la propia evolución del autor en los últimos tiempos. Porque aquí se contrapone la cf con la fantasía, y esta última sale triunfante con brillo y alharacas.

La historia es contada a cuatro manos (alternativamente) por Miguel Medina, escritor de novelas juveniles, y su hijo Carlos. Miguel y su familia viven con modestia en el madrileño barrio de Moratalaz mientras él va publicando en una pequeña editorial las historias del mundo fantástico de Kalanum, un escenario no especialmente original de magia y dragonería en el que un grupo de héroes se encargan de mantener a raya a una malvada hechicera al uso. Sin embargo, varios cambios se precipitarán en la vida de la familia: a la muerte de la esposa sucederá también la compra de la editorial de Miguel por parte de una multinacional que se dedica a crear "productos" en lugar de cuidar la literatura. Miguel, amargado, entrará en la maquinaria curiosamente por el método de crear un mundo ciberpunk, controlado por un personaje de corte manga llamado Keio. El eje del relato está en que el pequeño Carlos terminará por llegar a Kalanum, que de alguna forma tiene una existencia real, y donde Keio está acabando con los héroes. Carlos conseguirá comunicarse a través de textos escritos con su padre, que intentará liberarle mientras en el camino recobran energía los héroes de Kalanum.

Inevitablemente, el bien triunfará, el mal morderá el polvo y la alegría de los héroes con su mago sabio, su guerrero comilón y demás estereotipos inundará las páginas finales. Nada que el lector mínimamente curtido no pueda adivinar paso a paso con muchas páginas de antelación, por supuesto. Pero sí interesante tal vez como síntoma del giro que la carrera de Negrete puede estar dando tras el éxito, tanto comercial como de respuesta crítica, recibido por La espada de fuego, la excelente novela de fantasía de Negrete. Que fue, no olvidemos, un amor primero que, al no llegarle la publicación, Negrete retomó más de una década larga después cuando Minotauro le solicitó algún material con el que iniciar la publicación de autores nacionales.

En fin, una novelita para regalar y otro pasito en la consolidación de Negrete como autor con un currículum destacable.

Archivo de Extramuros