[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
Julián DíezFuera de colección
Extramuros
Julián Díez


Theodore Sturgeon
Un poco de tu sangre

Autobiografía de un hombre humilde

Puestos a buscar novelas de género en lugares improbables, sin duda estamos ante el ejemplo más extremo. Esta obra de Theodore Sturgeon, una de las escasamente media docena de novelas largas del autor, está publicada en castellano únicamente integrada en el interior de una antología de relatos de Alfred Hitchcock, de ésos con introducciones en las que el negro de turno aseguraba que los hábitos culinarios del Divino Gordito (Faemino y Cansado dixit) incluían regar el pollo asado con sangre de vírgenes, o similar. Y en las que, por cierto, con relativa frecuencia pueden encontrarse relatos verdaderamente inquietantes y valiosos.

En fin, al grano. Lo que en este caso, además, resulta difícil. La razón por la que ésta es una novela de género fantástico (tomado por cierto en un concepto bastante amplio) no queda desvelada hasta el final, así que el amable lector tendrá que aceptar mi palabra (y lamentar luego que el hermoso título de la historia desvele en parte su contenido) de que estamos ante un relato no realista. Lo que resulta chocante, en particular, cuando las razones por las que debo elogiar esta novela son precisamente su retrato de una época, de un modo de vida.

El soldado George Smith ha sido apartado del servicio y puesto en manos del servicio psicológico del ejército. A fin de explorar las razones que le llevaron a una actitud violenta con un oficial, el psicólogo responsable de su tratamiento decide pedirle que narre su propia historia en tercera persona. El relato abre un extenso flashback (que cubre dos terceras partes de su extensión hasta volver al intercambio epistolar entre médicos con el que se abre y cierra) en el que George narra su infancia.

Es esta parte la que hace sobresalir a Un poco de tu sangre, y la que nos remite a las mejores obras de Sturgeon. Aquí encontraremos al narrador sensible, empático, de los grandes cuentos de Regreso y La fuente del unicornio, o de Los cristales soñadores. Sturgeon cobra la voz de George con una verosimilitud sobresaliente. Para integrarse en la vida de un hombre humilde, surgido de una de esas familias destrozadas de emigrantes que se instalaron a lo largo de los dos últimos siglos en el corazón de la América profunda.

George conocerá el dolor en todos sus grados. Perderá a su familia, acudirá a un reformatorio que será para él una liberación, terminará en el ejército como vía de asegurarse la supervivencia. Encontrará vías de escape sutilmente sugeridas. Y, finalmente, alcanzará el amor. Como en buena parte de la producción de Sturgeon, se trata de un tipo de amor anticonvencional, pero que la ternura del autor convierte no sólo en verosímil, sino también en sentido por el lector. En parte, la razón del éxito está en la propia adaptación del estilo narrativo a la timidez -progresivamente vencida- de George al relatar sus vivencias, con un vocabulario ajustado y un ritmo narrativo desordenado de una manera que resulta natural. Sturgeon, para transmitir esas sensaciones, sale incluso triunfante a frente a la muralla de una traducción deleznable, muy en la línea del libro de bolsillo de los años setenta, que despista con giros y términos extraños pero a través de la que se trasluce la sensibilidad de la voz del narrador.

La forma en la que los psiquiatras recuperan el protagonismo, a través de su correspondencia, resulta mucho más apolillada, empleando convenciones psicológicas naturalistas que hoy suenan a agua pasada. Con todo, la emotividad de la resolución de la novela, que nos devuelve el doliente protagonismo de George, justifica sobradamente la altura de la obra. Y nos vuelve a recordar cuán importante fue la labor pionera de Sturgeon en el fantástico de los años cincuenta y sesenta, tocando temas tabúes con un gusto exquisito no repetido hasta hoy.

Una novela de las buenas de Sturgeon, muy por encima para mí de la sobrevalorada Venus más X o de la pesadísima Cuerpodivino. Desafortunadamente, su extensión (150 páginas) hace difícil que podamos ver una reedición en las colecciones actuales. No dejéis de buscarla en las pilas de segunda mano: vale la pena de veras.


Archivo de Extramuros
[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]