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Rafael MarínDVD
Visiones Digitales
Rafael Marín


Joshua Logan
La leyenda de la ciudad sin nombre

La leyenda de la ciudad sin nombre Créditos

La leyenda de la ciudad sin nombre
(Paint your Wagon, 1969)
Basada en el musical de Broadway de Lerner y Loewe
Guión y canciones de Alan Jay Lerner
Adaptación de Paddy Chayefsky
Música de Frederick Loewe
Intérpretes: Lee Marvin, Clint Eastwood, Jean Seberg
Dirigida por Joshua Logan
158 minutos
Tráiler de cine
Dolby digital
Idioma: Inglés (5.1), Francés, alemán, italiano, español (mono)
Subtítulos: inglés para sordos, alemán, arabe, búlgaro, croata, checo, danés, esloveno, español, finlandés, francés, griego, hebreo, holandés, húngaro, islandés, italiano, noruego, polaco, portugués, rumano, sueco, turco

La película

A finales de los años sesenta, se estaban muriendo los dos géneros cinematográficos por excelencia: el western y el musical. Barridos por la competencia de la televisión, por el deseo de realismo que quizá causaban los efectos de la guerra de Vietnam, y por el nuevo tipo de personaje que actores como Woody Allen o Dustin Hoffman proponían, los personajes bigger than life de ambos géneros, los vaqueros solitarios y monolíticos que tan bien ejemplificaba el irrepetible John Wayne, o los imposibles acróbatas de labia fácil y sonrisa en los labios como Gene Kelly o Fred Astaire, aparecerían desde entonces con cuenta gotas en las grandes pantallas, dejando su sitio a nuevos géneros pero, afortunadamente, asomando de vez en cuando con nuevas obras maestras.

Paint your Wagon es uno de esos musicales "modernos" que fueron adaptados a la gran pantalla en esa época (junto con piezas clave como Camelot o My Fair Lady), una obra redonda en sí misma que ha legado para la posteridad al menos dos temas: el inolvidable "Maria" y el no menos impresionante "Wandering Star". Además de establecer su historia en un escenario de western (como pudieran haber hecho otros títulos como Oklahoma o Siete novias para siete hermanos), la película tiene excelentes momentos de comedia, y una actuación de Lee Marvin de auténtico sombrero.

Por encima de todo, subyace una filosofía de la naturaleza y de lo natural, en contraposición a lo social y urbano, ejemplificado a la perfección en ese grupo de mineros buscavidas que no saben adónde van, "pero a quién le importa, sólo sé que voy de camino". El contrapunto entre el payaso burdo y el payaso Augusto lo dan aquí el borrachín Ben Runsom (Marvin), y su Socio (un juvenil Clint Eastwood), dos camaradas, de vuelta uno, de ida el otro, que acabarán compartiendo claim, borracheras, pasión por el oro y amor por la misma esposa (la malograda y bellísima Jean Seberg).

De los momentos entrañablemente líricos (los mineros cantando al viento, mojados por la lluvia y la soledad; el propio Runsom bailando como un poseso sin hembra en la fiesta), se pasa a las situaciones jocosas (la bizquera de Runsom cuando descubre al despertar que hay una mujer: su reacción cuando ve que son dos; los ridículos celos; el impagable encuentro con el zafio adolescente campesino, a quien descubre como un "natural" del alcohol, el tabaco y las prostitutas), y a los momentos de melancolía más hermosos que el cine haya retratado en mucho tiempo: la filosofía de aquellos que han nacido bajo una estrella errante, la marcha-renuncia-huida de los mineros cuando la sociedad los alcanza, la destrucción de la ciudad sin nombre donde han vivido al margen de las leyes de los hombres.

La música es excelente, y las letras de las canciones inolvidables, con ese detalle poético que siempre sorprende precisamente por su extrema sencillez. Con un ritmo endiablado que hace que el tiempo pase en un verbo (sólo hay apenas un segundo donde la historia "decae": cuando al principio Clint Eastwood canta -demasiado pronto- su canción "Elisa"), los personajes son los que van creando el drama y la comedia, la emoción y la soledad. Impagable es la evolución del personaje del Socio, que pasa de joven idealista a corrompido jugador de poker ("Gold fever") y al final acaba renunciando a la vida bohemia y romántica de los mineros y tahúres para convertirse en un burgués de pro, en magnífica alusión irónica a los orígenes bastardos de... iba a escribir de los USA pero supongo que de todos nosotros.

Por contraste, Ben Rumson (literalmente "hijo del ron") es una especie de capitán Haddock granguiñolesco y sentimental, un borracho tipo McClure lleno de grandes sentimientos y a la vez grandes mezquindades, capaz en última instancia de renunciar a esposa y socio por continuar su camino y darles esa chispita de felicidad que él va a continuar buscando en el camino y en cuantas otras botellas y aventuras se le crucen.

Los extras

La enorme profusión de subtítulos e idiomas, más un trailer de cine, es lo único que puede encontrarse en esta edición en DVD, que respeta el formato panorámico imprescindible en esta obra.

Es una lástima, porque habría sido interesante que alguien explicara en qué se diferencian película de musical en Broadway, y cómo demonios hicieron en teatro toda la escena final con el toro en los túneles y el hundimiento de la ciudad.

Un defecto de la edición: si van ustedes a escucharla en español, tendrán que detener la reproducción y pulsar la subtitulación cada vez que empiecen a cantar. Entender la letra de lo que dicen los personajes es indispensable en esta película, y la subtitulación no salta por defecto.


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