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¡Filmando! Seis maneras de hacer cine en España
¡Filmando! Seis maneras de hacer cine en España
Dolores Conquero
Nuer Ediciones, 2002

Ante un libro con tan nobles intenciones, uno no puede evitar el chiste fácil al recordar la película El juego de Hollywood, de Robert Altman. Quizás este director, plasmando experiencias personales, pecase de severo en su retrato irónico de la industria norteamericana del cine, pero resulta difícil negar que en ésta predomina el franquiciado y la sumisión de unas empresas a otras, lo que crea, en líneas generales, una situación en la cual, tras muchos nombres y organigramas, tenemos tan sólo a tres o cuatro árbitros del buen gusto, que deciden lo que hemos y lo que no hemos de ver.

Como se suele decir, Spain is different. En España, si bien el panorama cinematográfico es más débil, tanto económicamente como en su distribución, también cabe decir que es más versátil y poliédrico; al fin y al cabo, el argentino Adolfo Aristaráin o el mexicano Guillermo del Toro han rodado en España, pero no en Nueva York...

Con estas condiciones de juego, Dolores Conquero da en el centro de la diana. Aquella expresión que llevamos oyendo desde hace diez años de que "el cine español va bien" no hace más que despertar la curiosidad, y ¡Filmando! puede dar muchas pistas para aclarar la situación.

Se trata de un libro de entrevistas que la autora ha realizado a seis cineastas españoles, cada uno de los cuales plantea sus films de una manera radicalmente distinta, de tal modo que el libro expone sendos conceptos de producción, sendos credos artísticos. Son Montxo Armendáriz, Agustín Díaz Yanes, Juan Carlos Fresnadillo, Manuel Gómez Pereira, Miguel Hermoso y Felipe Vega.

Las entrevistas se encuentran fragmentadas en el tiempo; es decir, recopilan las conversaciones entre la autora y cada cineasta en los momentos clave de su película: la gestación, primeros contactos en la fase de producción, el rodaje, el difícil paso por la sala de montaje, el siempre angustioso momento del estreno... Así, cuando uno lee el libro, tiene la plena sensación de estar ante un material vivo en el sentido más amplio.

Incluso más allá del contenido puramente cinéfilo, se aprecia que Conquero ha sabido hacer un estupendo retrato de caracteres: quien haya visto Tasio habrá sentido que Armendáriz sabe devolver al Séptimo Arte esa serenidad que ha perdido, y la letra impresa nos muestra el carácter tranquilo del cineasta, su metódica y pausada forma de plantear un rodaje. Más llamativo es el caso de Fresnadillo: rechaza ofertas de dirigir en Estados Unidos para abordar Intacto de una manera más personal, para dotarla de un aire ibérico.

En líneas generales, cabe decir que hay un punto que une a todos los cineastas: el cine español va despertando de su letargo, ya casi ha quedado atrás la competencia por una calidad digna; ahora el frente a cubrir es la promoción y la campaña publicitaria, lo cual es índice de buena salud.

No sé ustedes, yo ahora mismo voy a reservar mi entrada para Guerreros.

David G. Panadero

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