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Juan Manuel SantiagoCruda fandomía
Mentidero 5
Juan Manuel Santiago




Diccionario del fandom (I)

Hola amigüitos, fanzinerosos, fandomitas y demás especies raras que habéis venido a dar con vuestros PCs y Macs a esta página y, dentro de ella, a esta sección. Pues debéis saber que desde aquí se os abren las puertas para depositar vuestras sabias opiniones acerca del fandom y el fandomeo, de las querellas internas entre publicaciones, de los dimes y diretes, murmuraciones y toda suerte de comentarios que se aventarán en este vuestro mentidero favorito, espero. Pues esa y no otra es la intención de Mentidero 5: teneros al tanto de lo que se cuece en el fascinante mundillo de los aficionados a la ciencia ficción, refrescar la memoria con periódicas revisitaciones a viejas polémicas o publicaciones ya inexistentes, ofreceros enciclopédicos truños que os sirvan de algo para reafirmaros en vuestra vocación de completistas compulsivos de ciencia ficción y, en fin, todo lo que os apetezca que sea esta sección.

Y visto lo visto, con todo lo que hay que contar, ¿por dónde empezamos? Buena pregunta, diréis. Pues sí, eso es todo un problema. De modo que lo mejor que se me ha ocurrido es redactar un pequeño glosario con los términos más frecuentes que iréis encontrando en Mentidero 5, por aquello de que sepáis de qué se habla en cada momento...

DICCIONARIO DEL FANDOM (I)

AEFCF. Impronunciables siglas que corresponden a la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción. Nacida el 1º de enero de 1992, la pobrecita ha llevado muy mala vida. Haciendo historia, se puede observar cómo quienes no la gestionan suelen ser extremadamente críticos con ella, aunque, en cuanto que alguien les lía para que se hagan cargo de la misma, resulta que es que eran sus máximos defensores y qué mala leche que hay por aquí con tanto intento de torpedear la asociación que entre todos hemos levantado. Sea como sea, el caso es que sigue aguantando. Tal vez porque dan premios y no vaya a ser que a uno le acaben tocando... quién sabe, con el tiempo... La eterna manzana de la discordia.

ASOCIACIONISMO. Extraña costumbre humana, heredera directa del instinto gregario, consistente en pagar cantidades obscenas por hablar de algo por lo que hablarías gratis de todos modos con otros socios en la cafetería de la esquina, trabajar a destajo elaborando boletines y otras actividades por las que bien mirado hasta tendrían que pagarte y, en fin, abrirte a un sinfín de extrañas posibilidades impropias de alguien maduro, tales como llevarte a matar con gente a la que no has visto en tu vida, fundirte alegremente el dinero ajeno utilizando el boletín de la asociación para responder el correo privado e, incluso, indignarte por culpa de los politiqueos asociativos más que si tu equipo bajara a Segunda o la pareja te plantase o el niño te borrase por error todos los archivos del disco duro. Curiosamente, suele estar bien visto.

AZNAR. Prueba fehaciente de que la CF es literatura de anticipación... Tiene un entusiástico club de fans (a quienes, por analogía con los trekkies, podríamos denominar aznarkies) que monta masivas convenciones de las que todo el mundo suele salir con un cargo asegurado. Que quede claro: no estoy hablando de política.

BALLESTEROS, ALONSO. Un señor que, allá por 1994, se atrevió a romper con la hipocresía del fandom y decir en público y sin pelos en la lengua lo que todo el mundo sin excepción pensaba sobre los autores de ciencia ficción pero no se atrevía a exteriorizar para que no le cayesen palos por todas partes. Lógicamente, le cayeron palos por todas partes. Lógicamente también (máxime teniendo en cuenta que, en la actualidad, el discurso crítico generalizado coincide con el suyo), resultó que Alonso Ballesteros no existía.

BEM. Un fanzine andorrano.

BEMITA. Por reducción al absurdo, componente de uno de los dos bandos irreconciliables en que se divide el fandom. Lo más gracioso del asunto es que, si preguntas en una HispaCon, resulta que ni existen ni han existido dos bandos y la situación no es ni mucho menos tan grave. Hasta que se acaba la HispaCon, claro.

CATARSIS COLECTIVA. En música, efecto producido entre quinceañeros de ambos sexos cuando Alejandro Sanz comienza a tocar Corazón partío, se apagan las luces del estadio o sala de conciertos y empiezan a dejarse ver los primeros mecheros encendidos. En política, efecto producido entre el electorado detentador de la soberanía nacional cuando el comunicador de masas de turno increpa duramente a su oponente y suelta los tres juegos de palabras estándar que su director de campaña le acaba de apuntar en la libreta. En ciencia ficción, lo que ocurre en la cena oficial de la HispaCon cuando los asistentes que han pagado un suplemento inmoral por comer cuatro entremeses helados ya están tan borrachos que empiezan a pervertir el cancionero popular y los éxitos mediáticos pretéritos con sus cazallosos gorgoritos. Y ahora, por favor, todos juntos: "Arraaaakis, patria queridaaaa/ Arraaaakis de mis amoreeees/ Quién estuviera en Arrakiiiis/ De arena hasta los cojoneeees". Empero, suele ser emotiva.

CENOBITA. Por reducción al absurdo, perteneciente al otro gran bando -irreconciliable con los bemitas- en que se escindió el fandom allá por 1991. A diferencia de los bemitas, el por qué los cenobitas se llaman cenobitas no está del todo claro. La tradición lo achaca a cierto artículo indignadísimo y muy polémico de un individuo especialmente obsesionado con el color de los dientes de la gente que le caía mal y que tal vez desarrolló el concepto después de un visionado a deshoras de la excelente Hellraiser de Clive Barker. No nos engañemos: la tradición deforma la realidad a su antojo y, fieles a la navaja de Occam, optaremos por la explicación más sencilla, que es siempre la más factible. A saber: suelen compartir mesa y mantel (esto es, cena) en restaurantes chinos o populares y otros cenáculos de la capital estatal, y rinden pleitesía a un señor a quien el noventa por ciento de los catalogados como cenobitas ni tan siquiera conocen en persona.

CON. Etimológicamente, lo más probable es que se trate del diminutivo puramente funcional de convención, procedente del inglés, convention. La otra posible explicación etimológica, de raíz francesa, resulta sumamente improbable, por motivos tan obscenos como evidentes. (Por ejemplo, que la CF es eminentemente anglosajona, ¡o qué se habían creído, malpensados!)

COMBOZINE. A tenor de las definiciones que he encontrado en mi diccionario de combo (1. adj. combado. 2. m. tronco o piedra grande sobre que se asientan las cubas de vino. 3. Amér. mazo, almadana. 4. Chi. puñetazo) y zine (que me remite a cine por obra y gracia de mi corrector ortográfico, según el cual tiene algo que ver con no sé qué técnica de las películas en movimiento), preferiría pensar que la etimología no es excesivamente fiable para esta definición. Si bien es cierto que a causa de los combozines no falta nada de lo mencionado en las definiciones de combo y de cine, desde las cubas de vino hasta las películas, pasando por los puñetazos, mazos y movimiento, sobre todo mucho movimiento...

CONANISTA. Dícese de un sujeto, generalmente varón idealizado a sí mismo como fornido y musculoso, que encuentra un desmedido gozo en la lectura íntima (o las adaptaciones cinematográficas o roleras) de la obra de Robert E. Howard o, en general, de todas sus imitaciones... hasta el extremo de llegar a salpicarte con sus indudables conocimientos en la materia.


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