En la década de los 80, muchos de los que hoy día contamos con "taytantos" años nos iniciamos en la literatura juvenil de aventuras con un mítica colección de la editorial Bruguera. La colección no era otra que la llamada Historias Selección, y consistía en una serie de libros de tapa dura de tamaño cuartilla, que combinaban la novela en sí con páginas de cómic intercaladas que la resumían.
Fueron muchos los clásicos imprescindibles que aparecieron en esta colección: La isla del Tesoro, Ben-Hur o Sandokán, todos ellos obras cumbre de la literatura juvenil y una opción muy atractiva de lectura también para cualquier adulto. A través de sus páginas pasaban personajes mitológicos, paisajes exóticos, nativos de lugares remotos y todo tipo de elementos maravillosos que alimentaban nuestra siempre ávida imaginación.
Todo ello justificaría por sí solo el hablar de esta colección en la presente columna. Sin embargo, no estoy aquí hoy para rescatar polvorientos libros del desván de la abuela; al contrario, vamos a hablar de una colección de rabiosa actualidad. Y es que Ediciones B, para su sello Zeta Bolsillo, ha reeditado a principios de este año doce de aquellas inolvidables joyas, exactamente en el mismo formato que la colección original, con la misma tipografía, los mismo márgenes, las mismas viñetas… Todo exactamente igual, pero recién salido de la imprenta.
Así pues, nos encontramos ante una oportunidad de oro: para los que ya tenemos unos añitos, se nos brinda la ocasión de reencontrarnos con aquellas historias que nos hicieron soñar y nos dieron alas en una época en la que la televisión sólo tenía, afortunadamente, dos canales; e Internet no era siquiera un proyecto. Para los que hoy son adolescentes, esta colección es un buen modo de introducirse de forma amena, asequible (cada libro son 10 euros) y con una cuidada edición en los clásicos indiscutibles de este tipo de literatura.
Como ejemplo, tomemos uno de los títulos que más influencia ha tenido, tanto en literatura como en cine, y que sin duda es uno de los máximos exponentes de la literatura fantástica de todos los tiempos: Las mil y una noches. En menos de trescientas páginas, y con un lenguaje claro y ameno, si bien no exento de ciertos modismos propios de la época de la traducción original, se nos presentan historias tan conocidas y mágicas como las de Aladino o Alí Babá, amén de muchísimas otras menos populares pero igualmente atractivas y evocadoras de maravilla, aventura y misterio.
Qué duda cabe de que las páginas de cómic intercaladas entre las historias son en la mayoría de los casos claramente insuficientes para guardar una fidelidad aceptable a la narración. No obstante, constituyen un complemento visual que hacen la lectura más entretenida y facilitan al joven lector que pueda asociar caras, paisajes y formas a aquello que se cuenta. Además, aunque únicamente se lean las viñetas, se accederá a una historia congruente por sí misma, muy sencilla de leer y que puede servir también como una iniciación al lenguaje y a la estética de los cómics.
Si se combina la lectura de esta novela con el visionado de alguna de las innumerables películas basadas en los cuentos, la experiencia puede resultar realmente memorable,y puede convertirse en un punto de encuentro de los intereses de padres e hijos, de jóvenes y mayores, todos en torno a las historias maravillosamente narradas por Sherezade para conservar su vida durante un día más.
Confío en que disfrutéis de esta reedición tanto como lo hicisteis en su día con los originales; y, en el caso de que os encontréis por primera vez con estos relatos, que sintáis el sabor de la auténtica novela de aventuras, la sensación de estar leyendo una historia atemporal e imperecedera, que a tantas generaciones de lectores nos ha hecho viajar a otros mundos, a otros lugares y a otras épocas.
«Una hora antes del amanecer, Dinarzada despertó a su hermana con las palabras convenidas: -Hermana -le dijo-, si no estás dormida, ¿quieres contarme uno de los cuentos que tú sabes?»
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